Contra lo que muchos creyeron al inicio de la actual administración, hoy 17 de diciembre de 2017 concluye uno de las gobiernos municipales de Guadalajara más polémicos: el de Enrique Alfaro Ramírez.
Si no hay cambio de última hora, hoy solicitará licencia a su cargo en una sesión de Cabildo programada para las 11:30 horas.
Aquel primer día de octubre de 2015, cuando Alfaro Ramírez rindió protesta como presidente municipal de la capital tapatía, propios y extraños sabíamos que llegaba para no concluir su período, no obstante los millones de pesos del erario público que se fueron a la “basura” con la farsa aquella de la “ratificación de mandato”.
Enrique Alfaro se va hoy, convencido de que su único error durante los dos años y dos meses de su gobierno fue… su mal carácter.
Se va creyendo que ha sido el mejor presidente municipal de Guadalajara en los 475 años de vida de esta hermosa ciudad; se va convencido de que le bastaron 26 meses para concluir la tarea que inició un 14 de febrero de 1542 Beatriz Hernández: refundar Guadalajara.
Y se va convencido de que su siguiente tarea es… refundar Jalisco.
Alfaro Ramírez dice adiós convencido de que su gestión al frente del Ayuntamiento de Guadalajara fue un gobierno… “histórico”.
Antes de Alfaro… nada; después de Alfaro… todo.
Enrique Alfaro se va convencido de que los tapatíos tienen mucho que agradecerle; que le quedan a deber por su actuación “histórica” como presidente municipal.
Que hizo obra pública, que llevó servicios públicos a lugares que carecían de ellos, sí, hay que reconocerlo, pero es lo menos que podía hacer como presidente municipal de Guadalajara, pues fue la encomienda que sus gobernados le dieron cuando lo llevaron a la victoria aquél primer domingo de junio de 2015.
En una palabra, cumplió con su obligación como gobernante, para eso votaron mayoritariamente a su favor.
Alfaro Ramírez deja de ser presidente municipal de Guadalajara para ir en busca de convertirse en gobernador de Jalisco, su máxima ambición por la que comenzó a trabajar el primer día en que asumió el cargo de presidente municipal de Tlajomulco aquel uno de octubre de 2009 y luego de ocho años de campaña.
Pero también contra lo que muchos creyeron, hoy se va, hoy deja de ser alcalde de Guadalajara, enmedio de la incertidumbre sobre el resultado electoral de 2018; tanto, que ante el desaire del PAN para integrar en Jalisco el Frente Ciudadano por México se ve obligado a pactar directamente, primero, con quien consideró su enemigo número uno cuando fue alcalde de Tlajomulco, el líder del Grupo Universidad: Raúl Padilla López, e indirectamente, después, con una agrupación política -“Hagamos”- creada ex profeso y que depende también del jefe político universitario.
Hoy Enrique Alfaro Ramírez deja de ser presidente municipal de Guadalajara, dejando un legado de ofensas y maltrato a la ciudadanía que le dio su voto; que derrochó o mal gastó el recurso público en obras artísticas criticadas y repudiadas por los tapatíos, léase “Sincretismo”, la “Plumota” o la macetota más cara del mundo…
Alfaro Ramírez se va entre “vítores” de sus incondicionales, pero no con el aplauso de los tapatíos como él hubiese querido.
Hoy dice adios el alcalde que se autonombró… “la última esperanza” de los tapatíos.