Algo sucede al interior del alfarismo donde al parecer cada quien “jala” para su lado, toma su propio camino y evita ser salpicado por la crisis que enfrenta el jefe del grupo, el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, tras rendir su primer informe de gobierno.
Al parecer no hay quién haga un recuento de daños y enderece la nave que comenzó a desbalancearse tras revelarse la relación del alfarismo con el detenido Sergio “N” (Schmidt).
En ese momento, sin embargo, al parecer hubo una mano experimentada que tomó el timón tras varias encerronas en el “cuarto de guerra”, mano que hoy está ausente y que se nota ante los “palos de ciego” que se dan en el partido naranja.
Hablamos concretamente del secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza -alrededor del cual se formaron políticamente muchos de los hoy alfaristas-, quien luego del informe de gobierno de Alfaro Ramírez se tomó unos días de asueto que aún no concluyen.
Y ahí está que el enfrentamiento que sostuvo con el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, dejó mal parado al alcalde Enrique Alfaro al aflorar nuevamente su intolerancia y autoritarismo al no responder positivamente a la petición de autorizar la instalación de ambulantes para la verbena de la noche del 15; rechazar acompañar al Mandatario estatal en la ceremonia del Grito y durante el desfile militar; y continuar con su actitud belicosa días después cuando las circunstancias recomendaban serenidad y darle “vuelta a la hoja”.
Pero, por otro lado, los aliados desmarcándose hasta donde les es posible: Alberto Uribe, presidente municipal de Tlajomulco, criticando los informes donde todo es bueno y carecen de autocrítica, amén de que no entró a la moda de promover su informe en las redes sociales; María Elena Limón García, alcaldesa de Tlajomulco, destacando lo agradecida que está con el gobernador priista Aristóteles Sandoval por el apoyo recibido y desligándose también de gastar recursos en promover su informe vía internet.
Y por si eso fuera poco, el alfarismo amanece con su “Lunes Negro” cuando la calificadora HR Ratings le echó por la borda su argumento de que recibió un municipio en quiebra al revelar el reconocimiento dado a las finanzas municipales durante los tres años de gobierno de Ramiro Hernández y otorgarle una calificaión de “AA- con perspectiva estable”, al mismo tiempo que organizaciones “ciudadanas” integradas en “Bajo la lupa” hicieron públicas las mentiras y engaños en que incurrieron los alcaldes Alfaro y Jesús Pablo Lemus en sus informes de gobierno, así como evidencias que hacen difícil comprobar muchas de las acciones presumidas en dicho documento.
¿Dónde está el “cerebro” de la operación política al interior del alfarismo, dado  que es evidente su ausencia en estos tiempos de crisis?
Recordemos dos momentos difíciles en los que Ibarra Pedroza salió a dar la cara: 1. El incendio en el mercado Alcalde, al ser el primero en llegar al lugar del siniestro, pues Alfaro estaba de vacaciones en Europa y el alcalde sustituto, Marco Valerio Pérez, traía apagado su celular. 2. La rueda de prensa donde reveló la situación que guardaba el hijo de Sergio “N” como empleado del Ayuntamiento tapatío.
Hoy nadie ha efectuado su papel porque queda demostrado que nadie puede cubrir su ausencia.