¿Cuál es la apuesta de Enrique Alfaro Ramírez al pelearse y descalificar con y a todo aquel medio de comunicación que publica lo que no es de su agrado cuando se trata de él, de sus colaboradores, de otros candidatos del Partido Movimiento Ciudadano o de allegados a éstos?
Ante la imposibilidad de impedir que se sigan publicando noticias que revelan hechos y casos que ponen en duda, cuestionan o contradicen su discurso de rectitud, de honestidad, de honorabilidad o de ética, recurrió a una muy vieja fórmula de recolectar todo aquel testimonio que por escrito se elabora y que no es de su agrado.
En su cuenta de twuitter, acompañado de una serie de fotografías donde él aparece poniendo la muestra de lo que debe de hacerse, o sea aventando al conteneder ediciones de varios periódicos, escribió el siguiente texto: “Te invito a llevar el material de #guerrasucia al contener colocado por @MovCiudadanoJal en Plaza Universidad”.
Para mi, lo que hace Alfaro Ramírez y su partido no es otra cosa que “decomisar” pruebas en su contra con el propósito de que no quede huella de todo aquello de lo que se le imputa con pruebas de por medio. Bajo el pretexto de la “guerra sucia”, los alfaristas lo que hacen es apropiarse, apoderarse, de todo aquello que puede llegar a manos de más electores antes del siete de junio y que, ante la contundencia de las pruebas, baje aún más en la preferencia del electorado.
No lo entiendo yo de otra manera.
Pero no sólo eso, sino que al más puro estilo de “maten al mensajero”, Enrique Alfaro asume aquella despótica actitud de: “estás conmigo o estás contra mi” y decide que los responsables de su propia conducta que ahora se convierten en “trapitos” que le han “sacado al sol” son los medios de comunicación, incluso varios que años atrás mantuvo fascinados, admirados, sorprendidos con la aparición de un “salvador ciudadano”, “enemigo” de políticos y partidos, no obstante que algunos de esos medios dieron cuenta en su momento del paso del candidato por el PRI, el PRD, el PT y hasta la adquisición de su parte de la franquicia del partido de Dante Delgado llamado Movimiento Ciudadano, antes Convergencia.
Y es así que mostrando las portadas de periódicos como “Guadalajara Hoy”, “Crítica”, “El Occidental”, “La Jornada” y “Milenio”, escribe en sus cuentas en redes sociales el siguiente texto que las acompaña:
“Estas son las mentiras con las que quieren engañar a los tapatíos, pronto hablaré sobre el tema”.
Para Alfaro Ramírez, lo que publican esos medios que señala con “dedo flamígero” son “mentiras”, aunque no ofrece pruebas que lo demuestren ni con las que las pueda desmentir. Pâra él basta su palabra. Es suficiente que diga que son “mentiras” para que esas verdades sean “mentiras”.
O cree que basta su palabra para que los cientos o miles de lectores, radioescuchas o televidentes, como “zombies”, le crean ciegamente a él y entonces coloquen a esos medios de comunicación en la lista negtra de los “complotistas”.
Lo curioso es que él y otros alfaristas han utilizado para presumir y demostrar que ellos tienen la razón, notas que les son favorables y que han publicado algunos de esos medios de comunicación que hoy denosta.
Llama la atención que en esas portadas que publica no incluya a diarios como “Mural” y “Reforma” o hasta “Excelsior” que publicó la declaración del ex presidente Felipe Calderón de que el ex gobernador Emilio González le pidió recibiera a Enrique Alfaro y lo apoyara para que fuera el candidato del PAN a la gubernatura, allá en el 2012.
Pero lo preocupante no sólo es la actitud de Alfaro Ramírez contra los medios de comunicación que lo critican o que publican información que le “incomoda”, sino que al unísono, como aquellos líderes de sectas, sus seguidores -entiéndase candidatos o integrantes de la “burbuja” alfarista-, asumen la misma actitud de casi querer “quemar” en “leña verde” a quienes osan cuestionar a su ídolo.
Por supuesto que contrasta la conducta actual en contra de Alfaro Ramírez hacia los medios de comunicación que lo critican, con la que mantuvo hace tres años con algunos de ellos que entonces casi se le “rendían” a sus pies”.
Y la verdad que se advierte difícil que en lo que restan de campañas, el ex priista pueda recomponer su relación con los medios de comunicación a los que ha agraviado. Quizás eso no le preocupa y ni quiera hacerlo, pero es entonces cuando cobra mayor importancia la pregunta planteada al inicio:
¿Cuál es el juego de Enrique Alfaro al descalificar a todo aquel medio de comunicación que no le rinda pleitesía como lo hacen quienes acatan a ciegas sus decisiones, aun y cuando vayan en contra de su dignidad, todo por apostarle a la suerte de vivir en el futuro del presupuesto público?