Funcionario en la secretaría de Educación con Antonio Gloria Morales, el dirigente municipal del PAN en Guadalajara, Carlos Tiscareño Rodríguez, ha evitado dar la cara ante los medios de comunicación luego de que se ventilara que fue inhabilitado para ocupar cargos públicos durante un año, por la Secretaría de la Función Pública (sí existe, aunque usted no lo crea).
“Negligencia administrativa” es el cargo que la dependencia federal le achaca  a Tiscareño Rodríguez cuando fue contralor de la Comisión  Nacional Forestal (CONAFOR), pero al parecer el que se haya hecho público este cargo “apanicó” a quien es dirigente de uno de los comités municipales panistas más importante del país.
Lo último que se supo de Carlos Tiscareño fue cuando partició en un debate con su homólogo priista Pablo García, organizado por una estación radiofónica. Después de eso, prácticamente desapareció y nadie sabe de su paradero ni responde su teléfono celular.
De hecho, en el número telefónico que tienen los panistas responden que ya no está asignado al dirigente panista.
Se asegura que la “negligencia administrativa” en la que habría incurrido Carlos Tiscareño se refiere a que como contralor firmó la contratación de unos abogados y que a él no le correspondía hacerlo o, bien, que dicha contratación fue irregular porque con litigantes no cubrían el perfil requerido.
También ha trascendido que ya un grupo de panistas solicitaron al CEN su “cabeza”, pues consideran que no es adecuado ni lo más sano tener como dirigente a un hombre que está sancionado y suspendido para ocupar un cargo público.
Pero dígase lo que se diga en torno a este tema, la verdad es que Carlos Tiscareño no se atreve a dar la cara públicamente. ¿Alguien sabe de su paradero?