En la planilla de candidatos a regidores por el Partido Movimiento Ciudadano, Enrique Ibarra Pedroza fue incluido como suplente  con el propósito de que sea él quien cubra la eventual ausencia de Enrique Alfaro Ramírez -gane o pierda la elección del próximo domingo siete de junio-, cuando solicite licencia para ir en busca, por segunda ocasión, de la candidatura de su Partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura.
Para nadie es desconocido que Alfaro Ramírez quiere ser presidente municipal de Guadalajara porque quiere cumplir su sueño de convertirse en el próximo Gobernador de Jalisco.
No obstante que Tlajomulco está más cerca de Palacio de Gobierno que Ciudad Guzmán, Enrique Alfaro no logró la primera vez lo que sí pudo el panista Alberto Cárdenas Jiménez: ser gobernador del estado proveniente de aquel municipio del sur.
Alfaro Ramírez tomó en cuenta también que los últimos tres mandatarios estatales -Francisco Ramírez Acuña, Emilio González Márquez y Jorge Aristóteles Sandoval Díaz- llegaron a Casa Jalisco luego de despachar en el Palacio Municipal. Hoy el ex priista quiere seguir sus pasos, pero para ello primero tiene que ganar los comicios de junio próximo.
Y está dispuesto a satisfacer su ambición. Por eso decidió contender por Guadalajara y no por Zapopan, que consideró no era el “trampolín” adecuado para concretar su objetivo. Y, al parecer, nada lo detendrá para cumplir su propósito, siguiendo el ejemplo de su otrora aliado Andrés Manuel López Obrador, que no cesa en su empeño de ser Presidente de la República.
Véase: ambos, Alfaro y López Obrador, tuvieron que crear su propio partido para no tener rival alguno que les haga “sombra” y buscar así ser una y otra vez los candidatos a la titularidad del Ejecutivo, uno estatal y el otro federal. Dueños de su partido y sin nadie al interior que les levante la voz, ¿quién se los impide?
Bueno, pues ayer el candidato del PRI a la alcaldía tapatía, Ricardo Villanueva Lomelí, en el debate organizado por Radio Metrópoli, retó a Alfaro y al panista Alfonso Petersen a comprometerse por escrito, y firmado, a no sólo concluir su mandato de tres años -el que gane- sino a buscar la reelección por otros tres años, para demostrarle al electorado que no es su ambición por ser gobernador lo que los mueve a buscar la alcaldía tapatía.
Petersen dijo estar dispuesto a firmar el compromiso, Alfaro… lo evadió.
Claro, yo estoy seguro que aun y firmándolo, ni Villanueva ni Petersen cumplirían su compromiso si hiciesen un buen gobierno al frente del Ayuntamiento de Guadalajara y sus partidos los consideran sus mejores cartas para el por la gubernatura. Y si fuera así, tenga la seguridad que la ciudadanía no les reprocharía no cumplir el compromiso firmado tres años antes.
Pero a Enrique Alfaro le dio “frío” y ni por estrategia política quiso asumir el compromiso no sólo de concluir sus tres años de gestión -en caso de ganar-, sino de buscar la reelección. Y es que si dejó a medias su gobierno en Tlajomulco, ¿cuál es el problema que no concluya su gestión en Guadalajara?
Claro, habrá que ver el otro lado de la moneda: Alfaro prefirió no mentir, no engañar a la ciudadanía diciéndole que concluirá su gestión y buscará la releección, si no será capaz de cumplir con su palabra.
Y eso, dicen sus adversarios y detractores, ya ha quedado demostrado. Al tiempo.