“El crimen en la impunidad”, tituló el síndico de Guadalajara, Luis Ernesto Salomón, su colaboración dominical en el periódico “El Informador”, y se refiere a la indignación que genera ver el video donde un hombre es agredido por un joven para asaltarlo y despojarlo del dinero que habría retirado de una sucursal bancaria.
Esto sucedio a plena luz del día en una de las avenidas más transitadas de la capital tapatía: la de Américas, exactamente en el tramo entre la avenida López Mateos y la calle Colomos, ahí donde está la Torre Americas.
Por supuesto que coincido con todo lo expresado ahí por Luis Ernesto. Y no creo que nadie esté en desacuerdo.
Lo que me llama la atención es la falta de autocrítica como parte de una administración municipal cuya asignatura pendiente es, precisamente, la inseguridad pública que azota las calles, avenidas, barrios, colonias y fraccionamientos. Inseguridad pública que, percepción ciudadana, ha rebasado los límites tolerables.
¿Qué nos puede indignar más: ver cómo un sujeto abusa de un hombre de mayor edad, lo agrede y le roba su dinero o advertir esta escena a plena luz del día en una de las avenidas más transitadas de la ciudad sin que aparezca por ningún lado policía alguno?
Luis Ernesto Salomón escribe:
“El uso de estos eventos para dividir opiniones y convertir en botín político la desgracia de una víctima es un camino sin salida. Por eso pensar que todos somos la víctima y a la vez todos somos los testigos pasivos, significa indignarnos y unirnos contra el verdadero adversario de la sociedad: el crimen en la impunidad”.
Si la autoría de lo anterior es un ciudadano común y corriente, lo suscribiría inmediatamente. Pero saber que viene de quien forma parte de un gobierno que no ha sabido qué hacer frente a la inseguridad pública o que sus acciones han sido rebasadas por la delincuencia, no me pueden generar sino más indignación.
Porque es la autoridad la responsable de atacar y combatir la impunidad, comenzando por los elementos de seguridad municipal que deben velar porque actos como los de la avenida Américas no sucedan ni en el día ni en la noche; porque su obligación es que todos y cada uno de nosotros caminemos por las calles de la ciudad con la seguridad de que no seremos víctimas de la delincuencia.
Creo que no necesitamos que nuestras autoridades se lamenten de la inseguridad pública o de cómo reina la impunidad a través de artículos periodísticos, cuando su obligación es, precisamentente, velar porque no sucedan hechos delictivos que den motivo a estos artículos periodísticos.
Autoridades: menos lamentos y más acción.