El periódico Mural preguntó: “¿Quién le gustaría que fuera el Presidente Municipal de Guadalajara en el próximo período?”.
Y el 59% de los 405 ciudadanos mayores de edad que fueron encuestados, respondieron que Enrique Alfaro Ramírez, presidente de la agrupación política Alianza Ciudadana, líder moral y ex candidato a la gubernatura del Partido Movimiento Ciudadano y ex militante del Partido Revolucionario Institucional y del Partido de la Revolución Democrática.
Ya más adelante, el 21% confió que votaría por Arturo Zamora Jiménez, secretario general de Gobierno, ex alcalde de Zapopan y ex candidato a la gubernatura; mientras el 7% reveló que lo haría por Alfonso Petersen Farah, ex dos veces secretario de Salud, alcalde tapatío y precandidato a la gubernatura.
Y cuándo el matutitno le planteó a los encuestados: “Si hoy hubiera elecciones para Presidente Municipal de Guadalajara, ¿por cuál partido votaría?”, el 21% no dudó en responder que por el Partido Revolucionario Institucional, mientras que el 17% dijo que por el PAN y apenas el 13% señaló que por el Partido Movimiento Ciudadano.
Ante estos números llegamos a una conclusión preliminar: El PRI busca candidato y Enrique Alfaro busca partido…
Vale decir que el resultado de la encuesta aplicada por Mural no sorprendió a nadie, ni mucho menos al PRI y al PAN que, de acuerdo a lo conocido, han aplicado o mandado aplicar encuestas que, números más números menos, han arrojado resultados similares a los del diario local.
Tanto priistas como panistas han revelado: En Guadalajara, aparece en primer lugar Alfaro, luego por el PRI le sigue Zamora, pero muy abajo, y por el PAN aparece Petersen, todavía más abajo.
Y en el PRI subrayan: Quien le sigue a Zamora, está muy lejano de él.
En cuanto al voto por partido, el escenario no es diferente: En el PRI, presumen: “Como partido vamos en primer lugar”. En el PAN sucede algo similar: “Como partido nos mantenemos en el segundo lugar…”.
Inclusive no me equivoco si refiero que el propio Enrique Alfaro sabe y reconoce que su principal debilidad está en la falta de un partido político fuerte que lo respalde, no obstante que le haya dicho a Pedro Ferriz que “porque conozco a los partidos, más nauseas me dan…”.
A Alfaro, sin duda, debe preocuparle la falta de una estructura en la cual soportar su candidatura y quizás apueste a que puede menguar dicha carencia con la suma de algunos panistas que por sí mismos puedan tener una estructura personal conformada a lo largo de sus años en la política.
Además, hasta el momento tampoco tiene un “ejército” de posibles candidatos a los diversos distritos locales al Congreso que le sumen votos y, aunque es menor el impacto, tampoco un listado de figuras con las cuales armar su planilla de regidores.
Alfaro sabe que ir “sólo” como candidato por la alcaldía tapatía podría no alcanzarle para obtener la victoria, pues no puede basar sus esperanzas a su solo perfil cuando sabe que en una elección, y más en Guadalajara, juegan muchos otros factores que son fundamentales y hasta determinantes para lograr el triunfo, y esos no están de su lado.
En contraste, en el PRI les preocupa no tener un candidato con la fuerza suficiente para aprovechar la ventaja que les da la “marca”. Reconocen, claro, que el mejor posicionado es Arturo Zamora Jiménez, pero no están convencidos de que sea el mejor perfil para contender contra un adversario como Alfaro Ramírez.
Claro, desde el poder y con el poder todo es posible, pero no siempre las cosas resultan como se quiere.
Así, pues, corre el tiempo y el PRI tendrá que ir definiendo con qué candidato jugará Guadalajara; en tanto que Alfaro Ramírez tendrá que definir cómo enfrentar la desventaja de ser la única figura en su Partido Movimiento Ciudadano.