Dicen que 20 años no es nada, y en política parece confirmarse.
En los próximos días estaremos a punto de revivir aquel capítulo de 1994 cuando se enfrentaron  el entonces joven político Alberto Cárdenas Jiménez y el ya experiementado político Eugenio Ruiz Orozco por la gubernatura que terminó por obtener el primero.
Ahora nuevamente se enfrentarán, aunque ya no de manera directa como en 1995 cuando sorpresivamente Cárdenas Jiménez se impuso a Ruiz Orozco. Ambos van por la presidencia municipal de Guadalajara. Alberto, directamente como candidato del PAN; Eugenio, a través de una de sus alumnas más adelantadas: Rocío Corona Nakamura.
El destino político los vuelve a unir. Los vuelve a enfrentar. Los vuelve a colocar frente a frente donde el oriundo de Ciudad Guzmán buscará repetirle la dosis a quien ya en su momento gobernó, y con éxito, la capital del estado. Y éste, pretenderá desquitarse -vengarse quizás se escuche muy rudo-, “sacarse la espina”, con Corona Nakamura como su candidata.
No olvidemos que Ruiz Orozco se opuso a que Rocío fuera removida como precandidata para darle paso a Ramiro Hernández García, y es que Corona Nakamura es hechura total del también ex senador.
Y por ello no podemos ignorar que la estrategia, el proyecto de campaña, se elaborará en el “cuarto de guerra” de Ruiz Orozco, Eugenio será el principal creador y estratega de la campaña de Corona Nakamura; inclusive, el resto del equipo de la diputada con licencia será también del grupo de Ruiz Orozco.
Por eso es que si bien Rocío Corona sería la candidata -a menos de que una sorpresa de grabn magnitud lo evitara- a la presidencia municipal, atrás de ella estará toda la fuerza de Eugenio Ruiz Orozco, de ahí que no es exagerado afirmar que la contienda por la presidencia municipal de Guadalajara será una reedición de la que atestiguamos durante la campaña de 1994 y la jornada electoral de 1995.
Pero en esta reedición de aquella elección de hace 20 años no sólo aparece uno de los protagonistas de entonces, como Eugenio Ruiz Orozco, sino que hay dos personajes más que vivieron aquella amarga derrota: Rafael González Pimienta y José Socorro Velázquez Hernández.
En aquella ocasión, González Pimienta era también dirigente del PRI estatal, y Velázquez Hernández integrante, ayer y hoy, de esta dirigencia priista.
Por eso bien dicen que “20 años no es nada”.