¿Qué piensa la regidora Guadalupe Morfín Otero, presidente de la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad de Género, de la denuncia que han hecho en sus cuentas en redes sociales tres estudiantes del ITESO, la universidad jesuita, sobre la prepotencia y abuso de que fueron objeto por parte de elementos de la Policía de Guadalajara?
¿Qué opina el comisario de Guadalajara, Salvador Caro Cabrera, de la actuación de sus elementos que no sólo esposaron sino arrestaron y encarcelaron a tres estudiantes de Comunicación del ITESO, la universidad jesuita, y cuyos pormenores han revelado en sus cuentas en redes sociales, como Facebook?
¿Por qué el silencio de Morfín Otero y Caro Cabrera ante este hecho de prepotencia policial y violación a los derechos humanos de tres estudiantes itesianos que aseguran no haber cometido delito alguno para haber sido aprehendidos y encarcelados por elementos de la seguridad pública de Guadalajara?
¿Por qué el silencio, incluso, de las propias autoridades del ITESO, la universidad jesuita, tan dadas a denunciar la violación a los derechos humanos y una férrea defensora de éstos?
¿Guadalupe Morfín, Salvador Caro y el ITESO desconocían este reprobable y lamentable caso, sucedido la mañana del pasado miércoles 10 en pleno centro de la ciudad, o se ha pretendido minimizar para no “levantar polvareda” y evitar un escándalo público o problemas a un gobierno encabezado por un egresado del ITESO y del que lo son también otros varios funcionarios de primer nivel del Ayuntamiento tapatío?
¿Cuántos defensores de derechos humanos, itesianos, se enteraron de este hecho del que fueron víctimas tres estudiantes del ITESO y han guardado silencio cuando en otras ocasiones rápidamente condenan actos como éste en no pocos medios de comunicación en los que colaboran o enviando cartas condenatorias a algunos de estos medios?
Y es que trascendió que al parecer hay interés en que este asunto no pase a mayores, en que no se genere un escándalo y que, incluso, se habría pedido a los estudiantes bajar el texto de sus redes sociales.
“Denuncian prepotencia y terminan arrestados; esto les pasó a estudiantes del ITESO”, publicó Proyecto Diez en su cuenta de Twitter el pasado viernes 12, en donde publica íntegramente el texto escrito en su cuenta de Facebook por Diego Alberdi Nakakawa, “estudiante del ITESO del 9no semestre de Ciencias de la Comunicación”, según se autopresenta en el mismo.
Y Alberdi Nakakawa da cuenta pormenorizada de la amarga experiencia que él y sus compañeros Ana García Ibarra y Joseph Cirino vivieron esa mañana del miércoles anterior, ante la infructuosa intervención de su profesor quien pedía también ser arrestado para acompañar a sus alumnos, pero los uniformados no lo hicieron.
En síntesis, cuenta que al tomar su compañero Joseph fotografías de un camión blindado “panamericano” que circulaba en un andador exclusivo para peatones, fueron encañonados por la escopeta de uno de los elementos abordo que les reclamó que no le podían tomar fotografías a su unidad. Ellos solicitaron el auxilio de “tres oficiales femeninas de la policía municipal del Ayuntamiento”, quienes ignoraron la denuncia.
Cuenta que luego se registró un alegato entre ellos, los estudiantes, y las policías y los elementos de seguridad privada. Textualmente escribió:
“Cuando parecía que ya todo estaba solucionado con un perdón por parte de todos, el comandante quien se identificó como Ricardo Rodríguez González, volteó con mi compañero y se burló del fin que tuvo el problema, mi compañero contestó la agresión y entonces decidieron arrestarlo. Lo llevaron a empujones hacia la calle y decidí seguirlos sólo para ver hacía dónde lo llevaban y asegurarme que lo subieran a un vehículo oficial, ya saben la paranoia de los estudiantes en el contexto actual.
“Corrí detrás de ellos a preguntar hacia dónde se dirigían y el comandante decidió arrestarme a mí también. (…)”. Y agregó:
“Mi compañera Ana Ibarra grababa el arresto a cierta distancia y cuando el comandante la vio, decidió que ella también se iba. Acabamos todos en la patrulla…”. Y abunda:
“Comparecimos delante de un juez y un abogado de oficio. Los oficiales aseguraron que los ofendimos de manera directa con “chingas a tu madre” “no vales madres” y demás groserías y después nos dejaron hablar a nosotros, los tres compañeros coincidimos en que estábamos ahí de manera injusta y que no insultamos a nadie, me cercioré de afirmar que llamar a alguien inepto cuando incumple con su trabajo, no era un insulto sino una realidad.
“Es indescriptible lo que sentí al ver a los ojos al comandante y ver que mentía directamente en mi cara, su sonrisa ingenua casi infantil al decir que claramente lo habíamos ofendido todavía me enerva.
“Eran ya las cinco de la tarde.
“Es de verdad inexplicable o por lo menos, por ahora poco descriptible el enojo e impotencia que sentí ese día.
“La sangre me corría a mil por hora mientras sentía un atropello y un abuso intolerable por parte de las autoridades que de manera idílica están para asegurarnos.
“Para nosotros se quedó en un susto, pero la violencia sistémica, el abuso de poder y los repetidos delitos por parte de las autoridades, no salen de mis pensamientos. Pienso en todos los ciudadanos y sobretodo en todos los estudiantes que son detenidos de manera arbitraria por un poder que continuamente ataca a los que tendría que defender. Pienso en el miedo que sentimos la mayoría de los mexicanos al ver un policía llegar. Pienso en los delitos cometidos en mí contra como ser grabado por un oficial de la policía o ser amenazado continuamente de arresto”.
Luego reflexiona al final de su texto:
“Lo único que me queda, aparte de un susto, es la desesperanza. El sentimiento de darme cuenta que pelear contra un sistema cuyas bases están fundamentadas en la prepotencia, la ilegalidad y la burocracia, es casi imposible.
“Mis pensamientos están con los desaparecidos, los torturados y los amedrentados, con las familias de las víctimas de violencia y todos los ciudadanos de un país que sufre día a día los abusos de poder que dan las pistolas y las instituciones”.
¿Qué dice de todo esto la regidora defensora de los derechos humanos en Guadalajara, Guadalupe Morfín Otero? ¿Qué dice el comisario tapatío, Salvador Caro cabrera, quien se comprometió a hacer de la policía de Guadalajara, la mejor? ¿Qué dice el ITESO de lo que le sucedió a tres de sus estudiantes?
¿Por qué el sospechoso y extraño silencio? ¿O deveras ignoraban este lamentable hecho? ¿O será que los estudiantes sí cometieron un delito y los uniformados tuvieron razón en detenerlos y encerrarlos?
Pero, ¿y qué dice el alcalde Enrique Alfaro Ramírez, quien quiere hacer del Centro Histórico de Guadalajara -donde sucedieron estos hechos-  “el más bonito del país”?