Se han prendido los focos rojos en el partido Movimiento Ciudadano (MC) en San Pedro Tlaquepaque, y no por la espera del resultado de la impugnación de la elección, que está aún en los tribunales electorales.
Tanto Enrique Alfaro Ramírez como el resto de la dirigencia estatal ven con verdadera preocupación el comportamiento y la actitud de la alcaldesa electa María Elena Limón García, y les alarma que ésta acabe convertida en un incontrolable chivo en cristalería.
La ex panista y hoy presidenta municipal electa tiene una larga trayectoria marcada por la “rebeldía”. En su ex partido, el PAN, tanto como militante como en su papel de funcionaria municipal y estatal, dio muchos dolores de cabeza, más a los propios que a los extraños.
¿Por qué tendría que ser ahora de otra manera?
Luego de la elección del pasado siete de junio, en un entorno donde Enrique Alfaro quiere jugar el papel de jefe de los demás alcaldes de MC, Limón García se niega a obedecer al jefe naranja, quien le quiere imponer al ex Magistrado Jesús Reynoso Loza como Secretario General del Gobierno de Tlaquepaque.
No obstante que en un principio aceptó al enviado de Alfaro, días después se echó para atrás y ya quiere ser ella la única que tome esa y otras decisiones en su municipio. Es decir, María Elena Limón sí se creyó aquello de que es una “ciudadana libre” y quiere ser la Presidenta Municipal y no una simple gerente de Alfaro.
Hay un primer rebelde en la familia alfarista, pues.
El miedo naranja es que María Elena Limón ponga el mal ejemplo y rompa la disciplina entre el alfarismo, que su peculiar forma de ser acabe haciendo un desastroso gobierno en San Pedro Tlaquepaque y que sea una primera grieta que ponga en riesgo el proyecto a futuro.
Ya veremos.
Por lo pronto, y como dice la frase popular, si ya saben como son, para qué los invitan.