Salvo el proceso interno en su partido por la candidatura a la Presidencia de la República en el que perdió  ante Felipe Calderón Hinojosa, Alberto Cárdenas Jiménez se había mantenido “invicto” en materia de elecciones internas y externas por un cargo de elección popular, a lo largo de 17 años, a partir de 1993 cuando ganó la elección a la alcaldía de Ciudad Guzmán.
Pero bastaron dos meses para que recibiera una severa “goliza” que demuestra que no es los mismo “los tres Mosqueteros… que 20 años después”.
Y es que a partir del pasado uno de julio Cárdenas Jiménez ha “hilvanado” derrota tras derrota, algunos dicen que por su terquedad de no querer reconocer que perdió, que aquí enumeramos:

  • El pasado uno de julio recibió el primer resultado desfavorable cuando en las urnas los ciudadanos tapatíos se pronunciaron mayoritariamente a favor del priista Ramíro Hernández.
  • Su segunda derrota viene cuando el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana reconoce el triunfo del priista y le entrega su Constancia de Mayoría que lo declara Presidente Municipal Electo de Guadalajara.
  • El tercer descalabro lo recibe de parte del Tribunal Electoral del Estado que declara infundada su solicitud de que se anulen las elecciones en la capital del estado.
  • Y la cuarta se la dio ayer la Sala Regional del TEPJF, al argumentar también que no existen elementos jurídicos para anular la elección, amén de evidenciar la gran cantidad de errores en que incurrió el panista en su solicitud de Juicio de Revisión Constitucional.

Cuatro derrotas en poco menos de 60 días, cuando se llegó con un record extraorinario en la espalda  de una carrera “invicta” en 17 años, por supuesto que “duelen” y es considerada una “goliza”.
De otra manera no se puede explicar.
Y es que ni sus constantes convocatorias a ruedas de prensa para decir siempre lo mismo; ni su “gira” mediática en diversos medios de comunicación; ni su exagerado manejo mediático; ni los manifestantes portadores de unas excelentemente bien realizadas pancartas que fueron colocadas ayer en las afueras de las instalaciones de la Sala Guadalajara, le sirvieron para “presionar” y hacer mella en el “árbitro” de la contienda.
Su férrea oposición a aceptar que llegaría el día en que sería derrotado lo cegó para aceptar su realidad en pleno siglo XXI. Para reconocer que ya no era aquel joven, y quizás hasta ingenuo ciudadano , que daba el “campanazo” y lograba sacar al PRI de Casa Jalisco, tras derrotar en la contienda interna a todo un símbolo del panismo en Jalisco como es Gabiel Jiménez Remus.
Hoy Alberto Cárdenas es un político más.
Y hoy, tras 17 años de carrera electoral invicta le llegó su triste realidad: lo que un día sube, tiende a bajar.