La zona metropolitana de Guadalajara es ideal para transitarse en bicicleta: es casi plana y el clima permite usarla como medio de transporte la mayor parte del año. Esta ciudad debería ser un pueblo bicicletero, como lo son algunas de las ciudades más avanzadas en términos de movilidad en el mundo.
Pero quienes la habitamos, como sucede en todas la ciudades del país, nos contagiamos de la idolatría gringa por el automóvil y la hemos consagrado a él.
La ciudad está a punto del colapso por tanto coche, pero ahora, que es nuestra gran oportunidad de avanzar hacia una ciudad de más ciclistas se ha generado una reacción virulenta contra los biciclos y sus usuarios. Sí, en esto todos tenemos mucho de culpa, incluidos los propios ciclistas.
Un incremento en el uso de la bicicleta en la ciudad es uno de esos escasísimos casos en los que todos ganamos. Pero no nos queremos dar cuenta.
Quien usa la bicicleta accede a un medio de trasporte barato, en la mayoría de las ocasiones más rápido que el coche, más divertido y mucho más saludable por el ejercicio que se hace para accionarla.
Quienes no la usan también ganan, ¡y mucho!, porque una bicicleta es un coche menos en las calles (obvio genera menos congestionamiento vial), un espacio más en los estacionamientos, un asiento disponible en el camión, menos ruido, menos calor (los automotores son un elemento fundamental del calentamiento en las ciudades), menos contaminación del aire y menos riesgos graves para los peatones (no es lo mismo ser atropellado por un coche o un camión que por una bici).
Pero ciertos detalles que se pueden resolver han hecho que unos y otros, ciclistas y automovilistas, se vean como enemigos y se esté dando una confrontación que no tiene razón. Y en esto la pasividad, o mejor dicho irresponsabilidad, de las autoridades de los diferentes niveles tiene mucho de culpa.
Aumentar el uso seguro de la bicicleta como medio de transporte y lograr una sana convivencia entre usuarios de coches y bicicletas, además de camioneros, motociclistas y peatones se resuelve con ¡mucha educación vial!
El problema es que la mayoría de los conductores de automóviles y camiones, motociclistas, ciclistas y peatones desconocen que existe un reglamento de tránsito que intenta organizar la convivencia armónica y darnos seguridad a todos en las calles.
Sí, la mayoría de los ciclistas no saben que no deben andar por las banquetas, en sentido contrario, haciendo zigzag entre los coches ni pasarse los altos porque a muchos de ellos nadie se los ha dicho. Como la mayoría de los automovilistas desconoce cómo debe actuar ante los ciclistas.
Pero también la mayoría de los motociclistas ignora que no deben circular como lo deben hacer las bicicletas, porque tampoco se los han dicho. De la misma manera que la mayoría de los peatones nos cruzamos las calles por donde sea, caminamos abajo de las banquetas o no respetamos el rojo de los semáforos por desconocer la lógica que tiene hacerlo.
A esta ciudad lo que le urge, para lograr una armónica y segura convivencia entre camioneros, automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones es incrementar pronto la cultura vial, invirtiendo todos los recursos y medios disponibles para aumentar la educación vial.
El sistema educativo, tanto público como privado debería tener como prioridad contribuir a generar ciudadanos con una elevada cultura vial. Las empresas también deberían contribuir a este esfuerzo con sus trabajadores.
Por supuesto corresponde a los gobiernos estatal y municipales el mayor esfuerzo en esta cruzada. Los gobiernos deben destinar buena parte de los recursos que gastan para alimentar el ego de sus titulares con campañas de autopromoción en campañas intensas y permanente de educación vial.
Claro que también nos corresponde a todos los ciudadanos conocer y cumplir con el Reglamento de la Ley de los Servicios de Vialidad, Tránsito y Trasporte para lograr entre todos una convivencia armónica y segura en las calles.
Confrontándose automovilistas y ciclistas, convirtiendo a la bicicleta en el enemigo que no es o manoseando el tema con grillas baratas de políticos y partidos, no sólo no se solucionarán los problemas del tránsito por la ciudad sino que éste se agravará.