Verdaderamente sorprendente la reacción y el manejo de la información sobre el resultado de la consulta pública ciudadana respecto a si se estaba de acuerdo o no con que permaneciera la ciclovía en la avenida “Marcelino García Barragán”, lo que además sirvió de marco a no pocos políticos para presumir que acudieron a votar y, de paso, auto promocionarse.
Y digo sorprendente porque además se le dió un manejo como si fuera la lucha entre “buenos” y “malos”, cuando se trataba sólo de la opinión de unos ciudadanos a favor frente a la opinión de otros ciudadanos en contra. No más. Pero creo que el triunfo del “sí” se sobredimensionó al grado de ser la nota principal de varios diarios locales y obtener amplios espacios en los medios electrónicos y las redes sociales como quizás noticias de mayor trascendencia para la comunidad en general no la tienen.
Todo nació a raíz de la inconformidad y oposición de un grupo de vecinos de esta avenida con la ciclovía porque afectaba, a la vez, su propia movilización o sus muy particulares -y respetables- intereses, recurriendo inclusive a bloquear la vialidad con sus manifestaciones semanas atrás.
Alentados por las nuevos instrumentos de participación ciudadana o sea, dentro de la legalidad, se dieron a la tarea de trabajar para cumplir con los requisitos establecidos para que el Instituto Electoral y de Participacion Ciudadana aplicara la consulta pública. Y lo lograron, principalmente en la cantidad de firmas requeridas para ello, por lo que no obstante los intentos de algunos grupos por echarla abajo, el IEPC llevó a cabo dicha consulta anteayer domingo.
En su momento los inconformes advirtieron que aceptarían el resultado que arrojara dicha consulta.
De acuerdo a cifras oficiales participaron 22 mil 145 personasl, de las cuales 17 mil 274 votaron por el “sí” y 4 mil 868 por el “no”. Contundente el resultado a favor de la ciclovía, inobjetable, pero la reacción que provocó fue descomunal y quizás exagerada cuando ya se sabía que el resultado no era vinculante, o sea que no tendría ningún efecto sobre la continuación de la obra ya avanzada en más de 80%, además de que el propio gobernador Aristóteles Sandoval había anunciado también a través de sus cuentas en redes sociales que la construcción de esta ciclovía no se iba a detener.
O sea que no encuentro dónde está el motivo de la exagerada euforia por el “sí” obtenido cuando aún y el resultado hubiese favorecido al “no”, la ciclovía en la avenida “Marcelino García Barragán” iba por que iba.
Además hay que destacar que cientos de ciclistas que participaron en la votación no eran vecinos de la zona – lo cual no era requisito para emitir el sufragio-, y quizás muchos de ellos era la primera y última vez que circulaban por esa ciclovía. Bueno, los que circularon por ella, porque la mayoría lo hizo por los carriles destinados a los automóviles (como se observa en la fotografía), tanto de ida como de vuelta.
Quiero creer -no tengo forma de confirmarlo- de que los que votaron en contra son vecinos del lugar. O cuando menos mayoritariamente.
Así, pues, esta consulta pública ciudadana nos debe dejar varias lecciones, pero subrayo dos: 1. Que sí es posible aplicar estos instrumentos de participación ciudadana cuando la propia ciudadanía se lo propone, y 2. Que no debemos darle un manejo de “buenos” contra “malos”, a fin de mantener la convivencia en una zona metropolitana que, efectivamente, debe de ser para todos.