Al momento de redactar éstas líneas me viene a la mente el cartón del extraordinario “Qucho” publicado en el periódico El Informador hace algunos días, donde aparece el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, con la piel de color verde, representado como el famoso “Grinch”, llevándose el árbol de Navidad que a su vez era la representación de los comerciantes de artículos navideños en el jardín de San José donde tienen ya décadas instalándose año con año, consolidando así una añeja tradición que hoy el gobierno tapatío naranja pretende terminar.
Bajo el argumento de que se comprometió a poner orden en el centro histórico o primer cuadro de la ciudad, Alfaro Ramírez mantiene su decisión no sólo de reubicar a los vendedores ambulantes que tantos dolores de cabeza le dieron al ex presidente Ramiro Hernández Ramírez y que provocaron la “caída” de varios funcionarios municipales encabezados por el entonces secretario general, Tomás Vázquez Vigil, sino que está decidido a no permitir más la instalación de comercios semifijos temporales como los vendedores de artículos navideños que, al parecer, están decididos a dar la pelea para mantenerse en donde aún el año pasado se instalaron.
Este grupo de comerciantes de artículos navideños ya le dieron la “bienvenida” al Presidente Municipal con una primera manifestación que no tuvo mayores repercusiones porque fueron convocados a sentarse a una mesa de diálogo en la que presuntamente se les buscaría convencer de que la decisión de Alfaro Ramírez no es negociable, que no se pretende acabar con su actividad, pero que la decisión se toma en función de los compromisos de campaña y porque está convencido de que es lo mejor para la mayoría de los tapatíos.
De hecho, en estos últimos días el Ayuntamiento tapatío anunció el lanzamiento de la convocatoria para la reinstalación de estos comerciantes en tres nuevas sedes: la explanada de la plaza de toros “Nuevo Progreso”, el jardín de El Refugio y la Plaza 18 de Marzo.
Sin embargo, parece que las 250 familias que conforman el grupo de estos vendedores del jardín de San José o Reforma no están convencidos de que la decision tomada por Alfaro Ramírez es lo mejor para ellos y están decididos a dar una férrea lucha de resistencia que sería el primer gran problema que enfrentaría el gobierno alfarista de Guadalajara sin la garantía de éxito, pues todo indica que los que afectados están dispuestos a recurrir a otras instancias con la confianza de que les darán la razón, como sería el famoso y polémico Tribunal Administrativo del Estado y la misma Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Estoy seguro que Alfaro Ramírez analizó todos los ángulos de esta decisión, las repercusiones que podría tener y las posibles formas de atenderla y enfrentarla, antes de hacerla pública. Y, por supuesto, que lo debió de haber hecho con la confianza, garantía y seguridad que no habría nada por cielo, mar y tierra que pudiera echarle abajo su proyecto de “limpiar” y “ordenar” el Cetro Histórico reubicando incluso a los comerciantes temporales. Si no lo hizo así, entonces parecería un gobierno de párvulos.
¿Qué sucederá si Alfaro Anguiano pierde esta batalla ante los comerciantes navideños del jardín de San José? Mal precedente, sin duda, para un gobierno naciente.
Decisivas, sin duda, serán las próximas horas y los pocos días por venir para conocer qué rumbo tomará este asunto, pues los comerciantes buscarán instalarse lo más pronto posible ya en el lugar que han ocupado por muchos años ante la cercanía de las fechas navideñas, mientras las autoridades municipales querrán impedirlo a como dé lugar para cumplir las promesas de campaña y el proyecto que tiene Enrique Alfaro de hacer del Centro Histórico de Guadalajara el “más bonito del país”.
El comercio ambulante fue el dolor de cabeza de Ramiro Hernández, ¿serán los comerciantes del jardín de San José la “horma del zapato” de Enrique Alfaro Ramírez?