Llegó el día del registro de los aspirantes a las presidencias municipales -hoy-, luego de haberlo pospuesto por dos ocasiones, y las dirigencias estatal y nacional del PRI han mostrado una incapacidad para las negociaciones o “acuerdos” -como ellas les dicen-, para sacar como querían -candidaturas únicas- en tres de los cuatro municipios de la zona metropolitana: Guadalajara, Zapopan y Tonalá.
Y es Zapopan el reflejo más claro de esa incapacidad o de esa soberbia de las dirigencias que piensan que las cosas se pueden resolver como cuando eran el partido único en el poder o cuando bastaba que se escuchara una sola voz para que los militantes dócil y disciplinadamente acataran sus órdenes… o instrucciones, por decirlo menos fuerte.
En Tlaquepaque, la voz cantante del grupo que encabeza el dirigente de la FROC, Alfredo “El Güero” Barba Hernández, fue suficiente para el acomodo de sus “fichas” sin mayores sobresaltos, manoteos ni mucho menos “pataleos”: el diputado Luis Armando Córdova no creció para convertirse en candidato a la alcaldía, y aceptó postularse para diputado federal; el regidor Elías Navarro se anotó para buscar llegar a San Lázaro sin que nadie le hiciera sobra; el alcalde con licencia Miguel Castro salió del territorio dominado para buscar nuevos aires en una zona vecina como precandidato a diputado local por el distrito 14; mientras Alfredo Barba Mariscal arribó -después de muchos intentos fallidos años atrás- a su más grande aspiración: ser candidato a la presidencia municipal.
Barba Mariscal se registra hoy a las 13:00 horas sin mayores complicaciones.
En Tonalá, la mala operación los lleva a llegar hoy con dos aspirantes: los diputados Jorge Arana Arana y Sergio Chávez, quien rechazó la oferta de ser candidato a diputado federal, al considerar que ya era el momento de tener la oportunidad que en dos ocasiones anteriores dejó pasar en aras de la disciplina.
Hoy Chávez siente que tiene con qué jugarle internamente a quien encabeza las encuestas en el municipio.
En Guadalajara, torpeza tras torpeza, llevó a enrarecer el clima que, en teoría, llevó a quien era el elegido de las dirigencias, el diputado Trinidad Padilla López, a declinar la postulación ante el ambiente contrario que le crearon el resto de los aspirantes ante la incapacidad de los dirigentes de “plancha” su llegada tras no lograr la postulación a la gubernatura.
Pero la indecisión y la pésima operación política llevó a una rebelión que, sin embargo, lo único que arrojó fue que otros aspirantes -Claudia Delgadillo y Leobardo Alcalá- se hicieran a un lado, llevándose consigo la postulación a una diputación federal, y que Salvador Caro les rechazara la oferta de una diputación local para mantenerse como diputado federal.
Finalmente dejaron llegar a quien la propia dirigencia cometió el error de sentar en la mesa de aspirantes sin tener mérito alguno ni posibilidad de ser competitiva frente a la oposición: Elisa Ayón, que anunció su registro hoy temprano en el comité estatal, e impulsaron la candidatura de Rocío Corona Nakamura, una de las más débiles aspirantes frente a cualquier candidato que postule el Partido Acción Nacional.
Y en Zapopan es el colmo de la incapacidad para operar con éxito frente a un joven político, Héctor Vielma Ordoñez, que con su primer cargo público, alcalde de Zapopan, ha colocado contra la pared a las dirigencias estatal y nacional al oponerse a que el candidato a sucederlo sea cualquier otro que no sea su candidato: Héctor Robles Peiró, mientras desde éstas se desgasta la figura del senador Ramiro Hernández García al promoverlo infructuosamente hasta el momento a ser el candidato a la alcaldía.
Las dirigencias nacional y estatal ya fracasaron en Guadalajara al no lograr colocar a su candidato a la presidencia municipal, dejándole a quien lo será un ambiente bastante enrarecido y francamente desventajoso para enfrentar a quien vaya a ser su rival por Acción Nacional.
Ahora corre el serio riesgo de fracasar en Zapopan con las consecuencias que ello traerá para refrendar con éxito el triunfo que obtuvieron hace tres años, en 2009.
En una palabra: las “cabezas” priistas se han convertido en los principales adversarios de sus candidatos.