Se cumplieron los primeros cien días de las administraciones del Partido Movimiento Ciudadano (MC) en los municipios de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
Ya sé que algunos dirán que aún es muy pronto para evaluarlos, sin embargo estos pocos más de tres meses son ya un esbozo de lo que debemos esperar de los mismos.
Recuerdo un antecedente. En junio del 2015 escribí aquí en “Movimiento Ciudadano, que no haya ilusos, para que no haya desilusionados”  que los antecedentes y las prácticas de quienes conforman el alfarismo -ex priistas y ex panistas fundamentalmente- no daban como para esperar grandes cosas y grandes cambios en los nuevos gobiernos emecistas.
También recuerdo que las principales exigencias de los ciudadanos en la pasada elección se centraban fundamentalmente en la recuperación de la seguridad pública, en el mejoramiento de calles y banquetas y en el alumbrado público. Otros temas tenían que ver con los asuntos económicos de las familias y en el combate a la corrupción en los gobiernos.
Al día de hoy, salvo el retiro de los comerciantes ambulantes del centro de la ciudad, el inicio del rescate de la Plaza de los Mariachis y del combate a los vendedores de medicinas en la zona del Santuario, el arranque puede resumirse en la popular frase de “mucho ruido y pocas nueces”.
En seguridad pública las cosas no van mejor. Los índices de robos a personas en vía pública, robos a casas y a negocios, robo de vehículos y homicidios se han visto incrementados en los primeros cien días de las administraciones emecistas, comparándolas con los mismos periodos de las administraciones anteriores.
En el tema de las calles y banquetas, se han iniciado programas para liberar algunas calles y banquetas pero no para mejorarlas.
Y en lo relacionado con el alumbrado, pues tampoco hay grandes cosas hechas o expectativas de que se hagan.
El diseño de los presupuestos para este año, que ya estuvo en manos de los alcaldes de MC tampoco refleja las prioridades de los ciudadanos.
Guadalajara, el municipio que gobierna del jefe político de MC, es el único que se ha destacado por acciones, que si bien no están enfocadas en los temas prioritarios antes señalados, sí han sido bien visto por una parte importante de la población.
No es así en el caso del incremento del precio del estacionamiento del parque de Los Colomos, que ha generado controversia y que revivió al Alfaro terco e intolerante a la crítica.
En Zapopan no se sabe aún si hay rumbo. El alcalde Pablo Lemus, que presume en sus redes sociales que empuja su propia camioneta o que se sube a los camiones a leerles a los pasajeros, se ha visto más envuelto en escándalos de excesos de sus funcionarios y en casos graves de nepotismo y no en acciones concretas que resuelvan los problemas principales de los zapopanos.
El tema del nepotismo ha mostrado también otra cara de los gobiernos de MC, que como los de otros partidos cuestionan cuando otros incurren en esta práctica pero la justifican cuando los propios la hacen. Nepotismo es corrupción, por eso está prohibido en la ley y por eso la misma señala que debe ser castigado. Y el castigo a quien incurre en actos de nepotismo debe ser su destitución y la sanción que se merece el responsable y no la simple salida de los parientes de la nómina cuando son cachados.
Tlaquepaque es un asunto aún peor. La presidenta María Elena Limón ha roto el récord de cambios de funcionarios de primer nivel que ella misma designó, tampoco parece tener un rumbo claro de hacia dónde quiere llevar a Tlaquepaque, rompió relaciones con los regidores de oposición y parte de los de su propio partido, ha sido señalada por incurrir en acciones de opacidad y hasta fue descubierta haciendo obras en su casa sin contar con los permisos municipales correspondientes y robándose la energía eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad.
Su hermano es el director de Cementerio de su gobierno y promovió y aprobó un incremento de más del 40 % a los regidores y a ella misma.