La ciudadanía elige a sus gobernantes para que resuelvan los problemas públicos, no para que se la pasen diciéndole porqué no pueden resolverlos.
Eso deberían entender, y pronto, los nuevos gobiernos municipales de Movimiento Ciudadano (MC) en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
Las campañas ya terminaron, ahora les llegó la hora de resolver los problemas y cumplir lo prometido.
Claro, dedicar días y semanas a decir que se recibió un desastre ayuda a alargar la llamada “luna de miel” entre los nuevos gobiernos y la sociedad y sirve para justificar a futuro porqué no se cumplió lo prometido o no se resuelven los problemas.
Se puede entender que no es lo mismo concebir un gobierno desde afuera y desde la oposición que cuando ya se asume la responsabilidad de gobernar. Sin embargo hay varias consideraciones que desvanecen en buena parte “las sorpresas” y “el caos” que dicen los emecistas haber encontrado ahora que son los responsables de esos gobiernos:
1. Ya se sabía. Una de las razones por las que los electores votaron por los candidatos de MC era precisamente porque los ciudadanos no estaban de acuerdo con la forma en la que se gestionaron las administraciones municipales en los últimos tres años.
¿Que algunas de esas administraciones eran un desastre? ¡Claro, pues por eso la gente votó en contra del PRI!
¿Dónde está la novedad?
2. Ya lo habían dicho ellos mismos. Las campañas de Enrique Alfaro, Pablo Lemus y María Elena Limón estuvieron basadas fundamentalmente en sus críticas a lo que estaban haciendo mal los gobiernos del PRI en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
Durante meses les estuvieron diciendo a los ciudadanos todo lo que “estaba mal hecho” por los priistas.
Entendemos que esas críticas estaban basadas en información real que tenían de lo que pasaba en esas administraciones.
¿Cómo entonces que hasta ahora se dieron cuenta de que las cosas “estaban tan mal”?
Una más. Tuvieron cuatro meses, desde que fueron electos a su toma de protesta, para empaparse de la realidad de las administraciones que iban a recibir.
3. No son nuevos. Enrique Alfaro Ramírez, hoy alcalde de Guadalajara, ya fue regidor en Tlajomulco (por el PRI) y presidente municipal de ahí mismo (por el PRD), y conoce perfectamente lo que es recibir y entregar una administración.
María Elena Limón, alcaldesa de Tlaquepaque, ya fue funcionaria (con el PAN) en el gobierno municipal que hoy preside y también lo fue en gobiernos estatales panistas.
Además, en esos tres gobiernos tienen integrados a ex funcionarios públicos municipales de largas carreras en gobiernos del PAN y del PRI, que también saben como se recibe y maneja una administración municipal.
4. ¿Y sus regidores? Tanto en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque MC tuvo regidores en las pasadas administraciones, lo que les permitía saber desde adentro lo que estaba pasando en esos gobiernos priistas.
Si sus regidores no les dijeron lo que estaba pasando en realidad, ¡aguas!, porque entonces no hicieron bien su chamba de opositores.
Y no se vale escudarse en un simple “no nos quisieron dar información”, porque hay los suficientes mecanismos para obtenerla.
Insisto, las campañas ya pasaron y tanto los emecistas como el electorado ya hicieron una evaluación de los anteriores gobiernos del PRI. Ahora es hora de demostrar que pueden hacer las cosas mejor.
Porque, de verdad, la gente elige gobernantes para que resuelvan sus problemas, no para que se la pasen diciéndole porqué no pueden resolverlos.