La salida de Carlos Mercado Casillas de la titularidad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana; de Alfredo Jiménez Sánchez, como director Operativo; y Jesús de Anda Zambrano, como supervisor Operativo, de la corporación policiaca, sin duda fue resultado de no una sino varias negociaciones de Ramiro Hernández García con diversos actores.
Por otro lado, la decisión de que se “cortara la cabeza” a los tres primeros mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana o se tomó ayer mismo o simplemente se adelantó porque no se tenía definido quién exactamente debería de ser removido de su cargo.
Hasta donde se sabía, de acuerdo a lo trascendido en los propios corrillos del Ayuntamiento de Guadalajara y quizás de la misma Secretaría, todo indicaba que quien sería cesado de su cargo era el “03”, o sea De Anda Zambrano, a quien el propio fiscal general, Luis Carlos Nájera, responsabilizó de las fallas registradas el sábado en la noche.
Pero algo sucedió en el transcurso de ayer por la mañana que obligó a Hernández Ramírez a posponer una reunión a la que ya había convocado un día antes para las 17:00 horas a todos sus colaboradores y en la que les leería la “cartilla”. Porque no solamente obligó adelantar la decisión de remover a un funcionario sino que amplió el número de sancionados.
Hay quienes consideran que la salida de Mercado Casillas y Jiménez Sánchez fueron resultado de intensas negociaciones que Ramiro Hernández habría sostenido con dos actores más: el primero, con la fracción edilicia del PAN, concretamente con la regidora Cristina Solórzano, quien no quitaba el “dedo del renglón” para que el titular fuera cesado.
Segundo, con la Fiscalía General, concretamente con su titular Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, con quien se relaciona al ahora ex Director Operativo, Alfredo Jiménez.
Vamos, en el análisis realizado de los hechos del sábado anterior debió concluirse que no era suficiente la remoción sólo de Jesús de Anda ante el curso que iban tomando las cosas y que en lugar de bajar de intensidad, ésta iba en ascenso.
O también está la hipótesis de que Carlos Mercado sería el “sacrificado” y que éste no habría querido irse sólo, lo que obligó a operar una serie de negociaciones con los regidores panistas y con el titular de la Fiscalía General que llevó a que los tres primeros mandos deberían de ser removidos, lo que finalmente sucedió.
Sin duda que aun hay muchas cosas hoy desconocidas que seguramente en su momento se sabrán. Pero, mientras tanto, nadie puede negar que a Ramiro Hernández no le quedaba otra salida que terminar de “tajo” con el problema y cesar al responsable de la corporación y a los corresponsables en el área operativa.
Y si no, al tiempo…