Si el 27 de abril fue un lunes “negro” para Enrique Alfaro Ramírez y se creía que éste lunes 4 de mayo quedaría en un lunes “de angustia”, resulta que se abre la amenaza de que esta semana se le convierta en una de semana de “terror” que se extienda por varias más, luego de los dos debates consecutivos que sostuvo con sus adversarios Alfonso Petersen Farah y Ricardo Villanueva Lomelí en sendos medios de comunicación, y tras de que se reveló que su jefe de escoltas cuenta con antecedentes penales.
La “buena estrella” que acompañó a Enrique Alfaro durante su paso por la presidencia municipal de Tlajomulco, cuando además contó con todo el apoyo del gobierno estatal panista, y en buena parte del tiempo luego de las elecciones del 2012 cuando perdió frente al hoy mandatario Jorge Aristóteles Sandoval, parece que comienza a “apagársele”, lo abandona y deja solo.
¿O cómo entender que el paso firme y seguro que llevaba con miras a la contienda por la presidencia municipal de Guadalajara, sea ahora débil, inseguro, lleno de obstáculos que no ha sabido sortear con éxito y con “golpes” que lo han “aturdido” y de los que no ha repuesto del todo?
Todo inicia con el desconcierto que le ocasionó la ofensiva priista al lanzarle “dardos” que Alfaro no registraba en su radar, comenzando con los señalamientos en contra de su candidato a diputado federal por el distrito 4 en Zapopan, Carlos Lomelí Bolaños; seguido de la revelación de que el jefe de brigadas de éste, Alexis de Aldecoa Morales, tenía antecedentes penales como él mismo lo reconoció en un video; y sumando la revelación de que su jefe de escoltas, Alejandro Muñoz Ochoa, contaba también con antecedentes penales.
A estos “golpes” habrá que sumarle otros recientes como el hecho de que tanto el PAN como el PRI cuestiona el incremento de sus ingresos económicos por varios millones de pesos en tres años, sin tener un trabajo donde obtenga ganancias; el hecho de rechazar el reto lanzado por el panista Alfonso Petersen Farah para que abra su casa y se conozca cómo vive; el mal “sabor de boca” que enfrento en su presentación en el ITESO donde un estudiante lo puso en “jaque” al preguntarle su relación con el ex gobernador Emilio González y luego cuando otro más lo inquirió sobre su relación con Carlos Lomelí.
Pero en las últimas 48 horas, Alfaro Ramírez se ha enfrentado a un “negro escenario” que pudiera repetirse el próximo martes 12 de mayo cuando participe en el debate organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, aunque su “tablita de salvación” pudiera ser el hecho de que no serán sólo tres sino nueve los debatientes.
Y ese “negro escenario” han sido los dos debates consecutivos que sostuvo con Alfonso Petersen y Ricardo Villanueva -primero en Radio Metrópoli y luego en Mural-, quienes lo han agarrado a “dos fuegos” -es natural cuando es quien va arriba en las encuestas más recientes dadas a conocer- y sus resultados han sido con saldo negativo.
Alfaro no ha tenido respuestas contundentes y creíbles para los fuertes cuestionamientos que le han hecho sus adversarios, principalmente en los casos de su patrimonio y el de sus candidatos o colaboradores con antecedentes penales. Ahí se ha quedado “atorado”.
Hay coincidencia en que el gran perdedor en ambos debates es Enrique Alfaro.
Pero no sólo eso. A diferencia de semanas y días atrás cuando en las redes sociales traía todo un ejército de seguidores, simpatizantes y hasta aduladores, ahora en estos dos debates los únicos que lo felicitan y lo declaran su  ganador en estos encuentros son quienes integran con él la “burbuja” del Partido Movimiento Ciudadano; los no más de ocho hombres cercanos de los que alguna vez uno de ellos me confesó que son los que realmente conformaban el PMC.
La “luz roja” se ha encendido en el cuartel alfarista, y su “cuarto de guerra” deberá de hacer algo con carácter de urgente si no quieren que su líder continúe “en picada libre” como lo registran los “tracking” de los últimos días.
Sin embargo, es importante reconocerlo, nadie puede dar por “muerto” ni minimizar a Enrique Alfaro. Es un político que sabe enfrentar estos momentos, aunque no sabemos si lo hará a tiempo para levantarse con la victoria el próximo siete de junio. Al tiempo.