El ex secretario general del Ayuntamiento, Tomás Vázquez Vigil, no se caracterizaba por llevar una buena relación con el resto de los miembros del gabinete de Ramiro Hernández García. Para empezar, eran conocidas sus diferencias con el coordinador de asesores, Ismael Orozco Loreto, quien también hizo lo suyo para que esta relación no fuera de armonía.
De hecho, era más fácil preguntar con quién Vázquez Vigil llevaba buena relación. Y el primer nombre que surgía siempre era el de Luis Ernesto Salomón, síndico municipal. Y luego se quedaban pensando en pronunciar otro nombre…
Hoy Vázquez Vigil ya no forma parte de la estructura del gobierno municipal. El dijo que se iba por 30 días. Hoy parece unánime el pronóstico de que ya no regresará.
Así, la salida del ex dirigente nacional de magisterio del gabinete tapatío debe ser la coyuntura que aproveche el presidente municipal Ramiro Hernández para hacer ajustes que en algunos espacios son urgentes en su equipo de colaboradores, “sacudiéndose” a aquellos funcionarios “heredados” y que no han respondido ni a la confianza del alcalde y ni siquiera a quienes los impusieron en el cargo.
Han corrido ya diez meses de esta administración y la verdad que los esfuerzos de Ramiro Hernández no han fructificado por falta de un equipo propio. Y no es imaginación de quienes creemos que el alcalde “camina” solo, colocándose como un “blanco” fácil de la oposición, particularmente la panista, que no ha dudado en hacer su labor con excelentes resultados: minar la figura del primer edil.
Ramiro Hernández deberá poner atención y pensar en relevar ya a algunos de sus colaboradores que no han dado “el ancho” en espacios como la Seguridad Pública, Servicios Médicos Municipales, Servicios Generales, Comude, entre otros, que se han convertido en los principales “baches” de su administración y contra los que la oposición ha colocado sus “baterías”.
Fue necesario que uno de sus colaboradores, Salvador Orozco Santillán, ex director de Inspección y Vigilancia, recurriera a la denuncia pública de lo que sucedía al interior del Ayuntamiento en torno al problema de los vendedores ambulantes para que se tomara “el toro por los cuernos” y se actuara en consecuencia, costándole la “cabeza” al propio Orozco Santillán y, como era obvio, a Vázquez Vigil.
Pero ahí no debe de quedar la “limpia” que debe hacer Ramiro Hernández en su equipo. Reitero: debe aprovechar esta coyuntura para realizar los ajustes necesarios si no quiere que se vea obligado a hacerlo cuando le explote otra “bomba” y sea, entonces sí, demasiado tarde.
Empezando, claro, por “sacudirse” a los “heredados” que no han dado resultado y comenzar a integrar su propio equipo.