Los últimos acontecimientos políticos, particularmente de lo que sucede al interior de los partidos Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, me obligaron a retrasar escribir de un tema que considero no debemos pasar por alto, y ese tema es el que da el título a este texto.
El próximo sábado, Enrique Ibarra Pedroza cumplirá dos meses al frente del Ayuntamiento de Guadalajara como presidente municipal interino, y a lo largo de estos ya caso 60 días se ha dedicado a hacer lo que no había en el Palacio Municipal de Guadalajara y que él sabe hacer muy bien: política.
Y la verdad no sorprende…
En lo que va de su gestión, Ibarra Pedroza ya abordó un tema por demás delicado y su conducta y actitud contrastó con la de sus homólogos de Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco: la homologación salarial a los policías de la zona metropolitana.
Mientras lo demás alcaldes “pataleaban”, lanzaban “manotazos” y hacían reclamos al gobierno del Estado porque le exigían que la parte que le correspondía aportar debería incluir también el pago de las prestaciones como si fuera el patrón -como lo aclaró el propio secretario general de Gobierno, Roberto López, y el secretario de Finanzas, Héctor Pérez Partida-, Ibarra asumió su responsabilidad, evitó ‘politizar’ el tema salarial de los encargados de la seguridad pública, y anunció que su gobierno estaba preparado para asumir su responsabilidad, que ya tenían los recursos que el Ayuntamiento estaba obligado a poner y cuando recibió el depósito del gobierno estatal lo dio a conocer y se puso manos a la obra.
En Guadalajara, el gobierno municipal asumió su responsabilidad y su obligación y no volteó a ver al gobierno estatal para hacerle reclamo alguno, cuando menos no público que en casos como éste es lo que no debe suceder. Y es que sabedor del manejo en Palacio de Gobierno, seguramente acudió -si fue necesario- a donde tenía que acudir -al igual que sus homólogos- para tratar, atender y solución un tema que no debe ser tratado a través de los medios.
Posteriormente, en reiteradas ocasiones manifestó su disposición a trabajar coordinadamente y a colaborar con el gobierno del Estado para el combate a la inseguridad pública y en otros temas en donde la prioridad es atender y cubrir las necesidades de la ciudadanía.
Los casi dos meses de gobierno de Enrique Ibarra han sido tersos, sin aspavientos ni confrontación con sus adversarios políticos en el gobierno estatal. Tampoco ha recurrido a declaraciones “rimbombantes” para ganarse espacios en los medios de comunicación.
El hoy alcalde de Guadalajara sabe tratar al adversario político, sabe cómo enfrentarse a él -sin necesidad de ser rijoso-, y sabe darle su lugar a los medios de comunicación y respetar el trabajo de los reporteros y periodistas. Él sabe para qué son los medios de comunicación y cómo debe conducirse frente a ellos.
Ibarra Pedroza es un viejo lobo de mar, que sabe hacer política y conoce muy bien dónde y cómo. Y eso, sin duda, le ha traído nuevos aires a un gobierno municipal en donde se respiraba tensión, intranquilidad, enfrentamiento e incertidumbre. Sin duda, al interior del gobierno tapatío se habrá notado.
Aplaudo, pues, que la política haya llegado a Palacio…