Era cuestión de tiempo para que desde la dirigencia nacional del PRI ratificara y oficializara lo que no era un secreto para nadie. Y fue aquí en Marcatextos donde adelantamos lo que sucedería ayer jueves: que Jorge Aristóteles Sandoval Díaz sería el candidato a la gubernatura.
Sin embargo, no fueron tampoco pocos los que tenían la esperanza de que la decisión recayera en el senador Ramiro Hernández García.
Pero no fue así. Y fue el propio Hernández García quien -en entrevista ayer por la noche con Radio Noticias 1070 Tercera Emisión-, reveló que ante los siete aspirantes el dirigente nacional, Pedro Joaquín Coldwell, les notificó que el análisis y los estudios que levantó el CEN en Jalisco le eran favorables a Sandoval Díaz y que, por lo tanto, él sería el candidato a la gubernatura.
Y fue el alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso, quien en la misma emisión del informativo confirmó que las encuestas fueron un factor determinante para que Aristóteles Sandoval fuera ungido como el abanderado priista.
La decisión que favoreció a Jorge Aristóteles Sandoval cumplió con todos los cánones del código no escrito del Revolucionario Institucional, y nadie se asustó y mucho menos “pataleó” porque de manera muy al estilo priista se dio lo que en el PAN no logró hacer su dirigente nacional Gustavo Madero: imponer a su candidato a la gubernatura.
Ningún priista se rebeló porque Sandoval Díaz fue designado y no electo. Y ningún delegado se “rasgará las vestiduras” en la convención del próximo 12 de febrero porque su dirigencia nacional no le permitió ejercer su derecho de elegir libremente al candidato estatal. Ninguno.
Es más, ayer los seis aspirantes restantes dieron una muestra más de que la férrea disciplina priista que se aplicó por más de 70 años sigue vigente. Y hasta posaron para la foto (que acompaña este texto) al lado del ungido y de quien lo ungió. Ni una mueca de descontento o inconformidad. No al menos frente a la cámara fotográfica.
Pero es en esta férrea disciplina priista donde puede estar la clave del éxito del PRI el próximo uno de julio que lo lleve a la victoria y a recuperar el poder en Jalisco, tras 18 años de estar fuera de él.
Quedará en manos de Aristóteles Sandoval que la unidad al interior del PRI que es parte fundamental para su victoria, no se quede en el mero discurso sino que sea real y palpable, pues él tendrá en sus manos el que todos los priistas se sientan incluidos.
Lo dijo el propio Ramiro Hernández: “Hay que construir la unidad, y para eso hay que estar incluidos”.
Y esa será la tarea del ahora candidato priista: construir la unidad, incluyendo a todos. Y para esto, Aristóteles Sandoval tendrá que aprender en cabeza ajena, entiéndase de los errores cometidos por sus antecesores, Jorge Arana y Arturo Zamora, que les valió no tener el apoyo de todo el priismo.
Ese error, subrayo, no puede cometerlo Aristóteles Sandoval si quieren ganar.