Foto Javier Hoyos
Durante las últimas cuatro legislaturas, el Congreso se ha convertido en un espacio en el que los diputados han pagado, con dinero de nuestros impuestos, favores para quienes trabajan con ellos en las campañas a través de espacios de trabajo en el recinto legislativo.
Y aunque la crítica ha sido constante por el crecimiento en la nómina del Congreso, los actuales diputados se comprometieron a reducir la cantidad de trabajadores en él, algo que ya se agradece, aunque la forma en la que lo harán podría parecer una burla.
Porque después de una larga espera, el Congreso dio a conocer que ya tiene una lista de “aviadores”, aunque ésta sólo contiene 100 nombres.
¿Los diputados pretenderán que con esos 100 nombres nos demos por bien servidos?
Pareciera que sí, que buscarán anunciar que con esta lista ya no hace falta hacer nada más, que esos son el lastre del Legislativo.
Aunque lo más probable es que esos 100 nombres sea la cantidad que ellos necesitan correr para poder colocar a sus allegados, calculando 2 personas por cada diputado y dejando algunos extras a los cuatro coordinadores parlamentarios.
Detectar gente que cobre y no trabaje es parte del problema, ahora sigue sustentar la queja, luego denunciarlos y separarlos correctamente de su cargo, pues si no hacen las cosas correctamente, sólo correrán a la gente para luego quedar obligados a pagarles sueldos caídos.
Hasta ahora no se ha visto una reducción de la nómina que valga la pena presumir, incluso corriendo a estas 100 personas, es posible que siga siendo igual de oneroso el Congreso, pues el problema no radica en detectar a quienes no acuden a trabajar y cobran sueldo, sino a quienes acuden a la oficina, pero su labor no es trascendente o importante para la labor legislativa y que son quienes generan una mayor carga.