La ex dirigente nacional del PAN, Cecilia Romero, declaró a Marcatextos.com que el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente no menospreció a los panistas de Jalisco, recordó que estuvo aquí varias veces con ellos y aseguró que “los tiene presentes”, y que si no cerró su campaña en Jalisco -como sí lo hicieron sus antecesores Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota- es porque “no se puede hacer cierres en todos los estados”.
¿Coincide con Romero la militancia panista? ¿Deveras no se siente menospreciada por quién fue su dirigente nacional y hoy es el candidato a la presidencia de Acción Nacional, en alianza con el PRD y el partido Movimiento Ciudadano? ¿Cuántas veces Anaya se reunió con el panismo jalisciense de la zona metropolitana en la plaza pública? ¿Cuántas ocasiones estuvo con la militancia blanquiazul en las plazas púbñicas de las diversas regiones del estado que no fuera la zona de Los Altos? ¿Le bastará a los panistas jaliscienses saber que su candidato “los tiene presente” -como dijo Cecilia Romero-, cuando los obligó a dejarle las plazas públicas a los candidatos del alfarismo a los que les entregó la mayoría de las candidaturas en juego? ¿Le perdonarán o justificarán que a su candidato no le haya importando el panismo de Jalisco para venir y hacer un cierre de campaña, porque “no se puede hacer en todos los estados”?
Viene a colasión  lo anterior por la solicitud de expulsión de Ricardo Anaya de las filas del PAN que presentó ayer el consejero estatal Ricardo Salcedo Arteaga, pues no obstante que para la elección a gobernador de Jalisco no se concretó la coalición con el PRD y particularmente con el partido Movimiento Ciudadano, el candidato presidencial panista apoyo la candidatura del abanderado naranja Enrique Alfaro Ramírez, no obstante que su partido tenía candidato propio: Miguel Ángel Martínez Espinoza.
En su momento, Anaya Cortés pretendió justificar su apoyo a Alfaro -que más bien lo que hizo fue “colgarse” de la fuerza del candidato a la gubernatura-, bajo el argumento de que por ser el candidato presidencial de Por México al Frente estaba obligado a apoyar a los candidatos a la gubernatura de los partidos aliados. Sin embargo, su justificación se vino abajo al no presentarse ni una sola vez, ni por equivocación, a un acto de campaña del candidato del PRD a la gubernatura, Carlos Orozco Santillán.
Más allá del interés de grupo o corriente que represente el denunciante Salcedo Arteaga, no le falta razón a su petición de que Anaya sea expulsado del PAN por las razones ya referidas:
1. No hubo coalición por la gubernatura; por lo tanto, no estaba obligado a apoyar a los candidatos del PRD y del PMC y sí únicamente al del PAN.
2. El PAN tiene a su propio candidato a la gubernatura, Espinoza Martínez, a quien no sólo le regateó su apoyo y se lo otorgó a “cuentagotas”, sino que ni siquiera hizo acto de presencia en cualquiera de sus cierres de campaña, como sí lo hizo con Alfaro en Chapala.
Los seguidores de Anaya no pueden pedir la expulsión del senador Ernesto Cordero y otros panistas que hoy apoyan a José Antonio Meda, cuando entonces tendrían que aplicarle la misma medicina a su candidato presidencial.
Es posible que Ricardo Anaya lo menos que quiere es que se concluya el actual proceso electoral, pues sabe que su ambición por ser el candidato a la presidencia de la República tendrá un alto costo que tendrá que pagar tanto frente a la justicia mexicana como ante sus correligionarios.