Mientras los alcaldes alfaristas, encabezados por su líder Enrique Alfaro Ramírez, pretendían quedar bien “con dios y con el diablo” -usuarios y transportistas- al exigir al gobierno del Estado que le regalara a los concesionarios del transporte público 3 mil 200 millones vía subsidios para que obtuvieran ganancias como si la tarifa del pasaje fuera de nueve pesos, pero sin que los usuarios pagaran un centavo más, el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval les “desinfló” su sueño y anunció: Ni aumento a la tarifa del transporte ni subsidio a los camioneros.
Con una postura populista acorde a su naturaleza, los alfaristas salieron ante los medios de comunicación a exigir que el gobierno del Estado asumiera una serie de medidas y acciones en contra del “gasolinazo”, pero sin comprometerse ellos a actuar de la misma manera en favor de sus gobernados, aunque días después el alcalde ex panista y ahora neoalfarista de Zapotlanejo, Héctor Álvarez, tomó decisiones que no han sido emuladas por sus colegas naranjas: “congelar” el aumento al predial en este año y reducir el costo de las licencias de construcción.
Pero al parecer la premura por ganarse los reflectores evidenció que su planeación fue sobre las rodillas y que no todos los alfaristas-emecistas estaban de acuerdo con la postura marcada por su dirigente Alfaro Ramírez en aquella rueda de prensa.
Por ejemplo, Enrique Alfaro exigió que el gobernador no autorizara aumento al pasaje del transporte público en perjuicio de los usuarios, pero sí se pronunció a favor de que el Ejecutivo destinara 3 mil 200 millones de pesos -que obviamente saldrían también de los impuestos que todos pagamos- como subsidio a los camioneros para que también ellos hicieran frente al “gasolinazo”.
Días después el presidente municipal de Tlajomulco, Alberto Uribe Camacho, declaró estar en contra de los subsidios. Cabe señalar que no es ésta la primera vez que, directa o indirectamente, Uribe Camacho discrepa de la postura de su jefe político. Vamos, en cuanto tiene oportunidad, en ocasiones de manera sutil o firme como en esta ocasión, “pinta su raya” frente el alfarismo o el partido Movimiento Ciudadano.
Y no sólo fue Alberto Uribe el que hizo ver mal al jefe político del partido naranja, sino también su coordinador de la fracción alfarista en el Congreso del Estado, Ismael del Toro Castro, quien tras pronunciarse también a favor de acciones populistas como los subsidios, le enmendó la plana a su jefe y dijo que no se requería destinar los 3 mil 200 millones de pesos que dijo Alfaro Ramírez sino únicamente mil 200 millones de pesos porque no todos los camioneros necesitaban de ese subsidio. ¡Uf!
Pero al parecer nada de lo anterior hizo mella en el presidente municipal de Guadalajara, pues luego de que el gobernador dio a conocer sus acciones para ahorrar recursos públicos y anunciar que no subiría el precio del pasaje, en su cuenta de Facebook  Enrique Alfaro se abrogó como un logro personal, y no de la ciudadanía en general, usuaria del transporte público, esa decisión. Escribió textualmente:
“… Me da orgullo reconocer al gobernador por haber atendido nuestra exigencia de no aumentar la tarifa del transporte público con cargo a los ciudadanos. Nuestra voz fue escuchada y eso es el valor de la política…”.
Sin embargo, guardó sepulcral silencio sobre la propuesta de Sandoval Díaz de que los ayuntamientos -incluídos los alfaristas de Movimiento Ciudadano, por supuesto-, aportaran el 50% de los recursos que reciben del IEPS y del cual por cada peso municipal el Ejecutivo estatal aportaría dos más.
Mucho menos dijo nada de reducir sus millonarios gastos en publicidad y promoción en redes sociales e internet ni reducirse sueldos o hacer recortes de personal que durante su administración se ha incrementado en comparación con el gobierno que le antecedió, según publicó ayer el periódico Mural.
Así, pues, que en este tema del “gasolinazo” los alfaristas, comenzando por su líder, salieron perdiendo por esa ambición desmedida que tienen de ganarse los reflectores, actuar para la tribuna y ver todo en función de los votos para las elecciones del 2018.
Y así, la verdad, nada puede salirles bien.