La semana pasada el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz aseguró que en el 2018 no estará en la boleta electoral. Y creo que tiene razón.
Cuando Sandoval Díaz entregue la estafeta a su sucesor -el uno de marzo de 2019- contará con 45 años de edad -cumplidos el 22 de enero de ese año-, corta edad para un joven que cualquiera diría que tiene un futuro promisorio en la política. Y sin duda lo tendrá, si en lo que resta de su administración no comete algún error que sepulte esas posibilidades o si después de entregar el poder no surgen sorpresas ventiladas por quien lo suceda.
A lo largo de estos cuatro años hubo momentos en los que no pocos lo vieron -y seguramente él mismo se vió- como un posible prospecto a la candidatura del PRI por la presidencia de la República, pero si las tuvo esas aspiraciones se fueron desvaneciendo poco a poco no sólo ante las críticas a su gobierno y los errores cometidos que mermaron su imagen, sino a la indiferencia e incluso abierto desdén de algunos de los secretarios del gabinete de Enrique Peña Nieto.
A raiz del “gasolinazo” y de la llegada del Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos con todo lo que ello ha provocado, particularmente con el caso de los inmigrantes, muchos de ellos originarios de Jalisco,  Aristóteles Sandoval parece que tomó su “segundo aire” y se ubicó como uno de los gobernadores -por no decir el primero- que mejor se posicionó ante ambos problemas; incluso fue referencia en medios de cobertura nacional y algunos internacionales.
Y ha mantenido el paso hasta el momento.
Pero la pregunta o duda es: ¿Logrará mantenerlo hasta que llegue al cierre de su mandato, por supuesto no sujeto a estos dos temas -“gasolinazo” y Trump-?
La Línea 3 del Tren Ligero y lograr un nuevo sistema de transporte público, es el tema en movilidad al que puede sacarle aún mucho provecho. El primero, logrando que no haya retraso en la obra ni mayores daños colaterales provocados por la misma, para llegar a su inauguración y entrega con éxito. Y el segundo, cumpliendo con el compromiso asumido desde el inicio de su gobierno de que tendríamos en la zona metropolitana un transporte público eficiente. Concretar el modelo ruta-empresa, con todo lo que ello implica, sería la “perla de la corona”.
Y qué decir en materia de seguridad pública. Si bien aseguró este fin de semana que no piensa hacer cambios en su gabinete, todo indica que a partir de marzo o abril veremos los primeros movimientos en su equipo de colaboradores, comenzando por la salida de Héctor Pizano como secretario del Trabajo para asumir la presidencia estatal del PRI, y siguiendo con el relevo de Eduardo Almaguer como fiscal general, considerando además el compromiso que asumió para mejorar en esta tarea. El cambio de Fiscal sería obligado para cumplir su palabra.
Finalmente el combate a la corrupción es otro tema al que Sandoval Díaz podría sacarle mucho jugo, pues hay materia para eso. Él mismo aseguró que entregaría un Sistema Estatal Anticorrupción que será ejemplo a nivel nacional. Hasta no ver, no creer.
Estos tres temas fueron los compromisos que subrayó durante su mensaje con motivo del IV Informe de Gobierno, y de sacarlos con éxito sin duda que será de los gobernadores a los que su partido el PRI deberá de tomar en cuenta para lo que viene, no necesariamente en el proceso electoral de 2018.
Y si Aristóteles Sandoval confiesa que no estará en la boleta electoral del próximo año, ¿qué será de él al concluir su sexenio? Podríamos augurar que formaría parte del gabinete del próximo presidente priista, pero nadie apuesta a favor de que el PRI se mantendrá en la presidencia de la República, de ahí que quizás ese augurio no se concrete.
Pero si no estará en la boleta electoral, ¿sí podría estar en la lista de candidatos plurinominales al Senado en caso de que no se apruebe o ni siquiera se someta a votación la iniciativa del mismo PRI para desaparecer los 32 escaños de representación proporcional?
Interesante, sin duda, será seguir los pasos de Aristóteles sandoval en el tiempo que le resta como gobernador, para darnos una idea de cuál podría ser su futuro político después de abandonar Casa Jalisco. Al tiempo.