Primero trascendió en la columna “Bajo Reserva” del periódico El Universal que Roberto Gil Zuarth dejaría la secretaría particular del presidente Felipe Calderón para regresar a su curul en la Cámara de Diputados.
Posteriormente, en la red social de twitter se conoció que el objetivo de Gil Zuarth para reintegrarse a San Lázaro era que se perfilaba como potencial coordinador de la bancada panista al momento en que Josefina Vázquez Mota solicitara licencia al cargo para dedicarse de lleno a su campaña por la candidatura a la presidencia de la República.
Pero esta decisión de Roberto Gil no era una iniciativa propia sino alentada, y quizás hasta ordenada, por el propio presidente de la República, quien parece decidido a no dejarle espacio importante alguno a quien lo “destapara” como candidato presidencial y fuera su primer secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña.
A Ramírez Acuña se asegura que lo apoya el dirigente nacional Gustavo Madero Muñoz, pero al parecer el Presidente de la República está decidido a hacer valer su calidad de “Panista Distinguido”, no obstante que la facultad de designar al coordinador legislativo es del presidente del partido, previo sondeo con los diputados.
No hay duda que ahora con Felipe Calderón en la presidencia del país, al interior de Acción Nacional se replica la figura del presidencialismo que vivieron los priistas a lo largo de más de 70 años, cuando era el titular del Ejecutivo quien decía la última palabra.
Así, cuando se creía que el ex Gobernador de Jalisco prácticamente tenía la coordinación panista de San Lázaro “en la bolsa”, se le atraviesa el presidente Calderón quien nuevamente juega con su “delfín” Gil Zuarth, a quien también mandó a contender por la dirigencia nacional del PAN cuando Ramírez Acuña era también contendiente.
De hecho, en aquella ocasión Calderón envió a Gil a contender no contra Madero sino contra Ramírez Acuña, pues finalmente el hoy dirigente panista era el candidato del Presidente.
Hoy desde Los Pinos se vuelve a hacer la misma jugada, faltará confirmar que como en sus tiempos los priistas, hoy los panistas no pueden oponerse a una decisión presidencial y demostrarán una disciplina al más puro estilo del tricolor.