Para el cardenal José Francisco Robles Ortega era imposible seguir guardando silencio y hacer como que en Jalisco nada ocurre en materia de violencia. Todo era cuestión de una aparición pública, para plantear la postura del clero en Jalisco ante los hechos registrados últimamente que dan cuenta de la grave inseguridad que se vive en el estado y, particularmente, en la zona metropolitana de Guadalajara.

Ni la mencionada Refundación que en cada acción del gobierno de Enrique Alfaro Ramírez presumen ni el distractor que desde el Poder Legislativo pretenden anteponer a los graves problemas en el estado con la integración de un nuevo Constituyente y la futura creación de una nueva Constitución estatal, han logrado opacar el principal y más grave problema que viven los jaliscienses: la inseguridad pública.

Y la declaración del cardenal Robles Ortega es en sintonía con lo que la sociedad en general ha manifestado, pero a lo que las autoridades estatal y municipales ha hecho oídos sordos.

Para que el Arzobispo de Guadalajara diga que si lo que sucede en el país en materia de violencia es escandaloso y alarmante, lo que ocurre en Jalisco “es vergonzoso”, quiere decir que ya el gobierno alfarista no puede mantenerse en la política del “avestruz” y dejando en manos de su gabinete de seguridad la solución a un problema para el que, al parecer, no están capacitados para atender.

El alto índice de desapariciones en Jalisco – siete personas al día, de acuerdo a las denuncias que al respecto ha recibido la Fiscalía en lo que va del año (El Informador 22/09/19)-, y la aparición de 138 bolsas con restos humanos en un paraje del poblado La Primavera, en Zapopan, y recientemente otras 13 más con similar contenido en las cercanías del municipio de Tala, sin considerar los cuerpos que todos los días aparecen en las calles del área metropolita, parecen ser las “gotas” que hicieron derramar el vaso y por lo que el cardenal Robles Ortega no puede ya guardar silencio.

El prelado advirtió que los restos humanos encontrados en bolsas “no son desperdicios, cosas u objetos que se pueden tratar de ucalquier manera”, por lo que familiares de desaparecidos tienen derecho a demandar un trato digno porque puede ser de sus familiares que no encuentran. “Es un deber de justicia, de honestidad de dignificar a los cuerpos también después de muertos y de identificarlos en la medida de lo posible”.

Luego puso el “dedo en la llaga” al reclamar al gobierno de Alfaro Ramírez ha no ser omiso en este caso, pues dijo que si se muestra desinteresado en el trato que se le da a los difuntos, podría ser el mismo trato el que, en un momento dado, podría dársele a los seres vivos, poniéndolos en un segundo plano o son el interés de defender la dignidad y la integridad del ser humano, según publicó ayer el diario Milenio.

Y es que la indiferencia, el silencio, y la evasión han sido las características del gobierno ante la aparición de estas cientos de bolsas con restos humanos. La reacción del gobierno, la postura del mandatario estatal y de quien gobierna Zapopan no ha sido a la altura del macabro hallazgo; por el contrario, como si el no referirse a él hace creer que no existe.

Los cuerpos mutilados y revueltos en cientos de bolsas negras ahí están. No son un invento de nadie. Pero tampoco nadie ha explicado cómo llegaron hasta ahí, cómo fue posible hacer una fosa de esa magnitud sin que nadie se diera cuenta. Sobre todo esto, el gobierno ha guardado silencio. Ni una palabra, ni una explicación.

Por eso hoy el cardenal Robles Ortega, en su aparición pública, ya no podía guardar silencio… como lo hace el gobierno.