¿Hasta dónde la investigación en contra de Carlos Lomelí Bolaños por su presunto conflicto de interés ha sido utilizado como parte de la guerra intestina que vive el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por la dirigencia nacional, próxima a relevar?

Para nadie es un secreto que Lomelí Bolaños es uno de los hombres más cercanos a la presidenta de Morena, Yeidkol Polevnsky, quien enfrenta una lucha descarnada particularmente con la presidenta del Consejo Nacional del partido, Bertha Luján, aspirante también a quedarse con la dirigencia nacional, y con los grupos que encabezan el senador Ricardo Monreal y el canciller Marcelo Ebrard Cassaubón.

Ayer en rueda de prensa el presidente estatal de Morena, Hugo Rodríguez Díaz, señaló que a Lomelí Bolaños “le está afectando la lucha que se da en el Comité Nacional de Morena por la dirigencia…”.

Más allá de la investigación que lleva a cabo la Secretaría de la Función Pública sobre Carlos Lomelí y sus empresas farmacéuticas, a Hugo Rodríguez no le falta razón en esta relación que hace del “golpeteo” en contra de Lomelí y la contienda interna en Morena por la dirigencia nacional, pues hay varios actores involucrados en ambos asuntos que buscan aprovechar cualquier oportunidad para “llevar agua a su molino” en esta contienda.

Y es que en la lucha por la dirigencia no es ajeno el jefe de delegados -hoy ex jefe de Lomelí-, Gabriel García Hernández, quien fungió como secretario de Organización de Morena y a quien acusan de no querer entregar el padrón de militantes que obra en su poder y que también es un importante y determinante factor de conflicto en este proceso electoral interno. Así, mientras todos saben que Lomelí es aliado de Yeidkol, a García Hernández se le ubica como aliado de Bertha Luján y por ello no está alejada de la realidad la declaración de Hugo Rodríguez.

Asimismo, en esta línea de Bertha Luján se ubica al ex delegado de Morena en Jalisco y hoy senador, Alejandro Peña, a quien señalan de hacer un trabajo subterráneo en la entidad a fin de que sean sus afines quienes se queden con la dirigencia estatal, como sucedió con aquella reunión celebrada hace algunos domingos atrás en el hotel Carlton, a la que asistió el propio Peña.

O sea que en esta guerra intestina ubican a Carlos Lomelí en dos frentes: uno, al lado de Polevnsky para que una vez más sea electa y se mantenga al frente de la dirigencia nacional de Morena; y el otro, primero como aspirante para que su grupo se quedara con la dirigencia estatal, pero ahora al lado de Hugo Rodríguez para que éste se quede al frente, como lo manifestó el pasado domingo en la reunión con funcionarios electos y líderes morenistas en todo el estado.

Así, pues, aún hay muchos capítulos por conocer en esta guerra interna entre los morenistas que no están dispuestos a dejar ir una oportunidad para tratar de ganar terreno en la contienda por la dirigencia nacional. Y, por supuesto, que varios de ellos aprovecharán los cargos que tienen en la administración federal para mostrar músculo y buscar imponerse a sus adversarios.

Y si no, al tiempo.