Esta es la entrevista con Gabriel Zermeño Márquez -en mayo del 2003-, ex integrante de la Comisión Interinstitucional para el “Caso Posadas”, como miembro del Grupo Jalisco que encabezaba Fernando Guzmán Pérez Peláez, en representación del cardenal Juan Sandoval y del Gobierno del Estado, que sostenía la hipótesis del “complot”.
– A partir de los elementos que usted conoció como integrante de la Comisión Insterinstitucional, ¿a qué conclusión llegaría en esta discusión sobre si fue confusión o fue un complot?
– Después de haber conocido en forma parcial las constancias de los cincuenta y tantos tomos que había en ese entonces y de lo que conocimos, yo creo que en términos legales, como se trata de asuntos penales, debe haber una total certeza para poder asegurar que fue un complot o una confusión.
“Como abogado, considero que no hay elementos contundentes para tener la certeza de que fue un complot. Definitivamente no me inclinaría por asegurar eso, se ocuparía más contundencia. Hay conjeturas, opiniones o deducciones de muchas personas de que fue un complot, pero hacen falta pruebas contundentes como el que alguien dijera: ‘yo lo maté por instrucciones de alguien’.
“Pero con lo que yo conocí, no hay contundencia para decir que fue un complot”.
– De lo que usted conoció, nada tuvo el sustento jurídico-legal para sostener esta hipótesis del complot?
– Se supone que para dar muerte como resultado de un complot, tendrían que haber identificado plenamente a la persona que venía ahí (en el Grand Marquis). Pero ese dicho de “¡ahí viebne, es él!”, implica que identificaron a la persona y nno al carro.
“Ese es un elemento para considerar que fue un complot pero, por otro lado, hay contundencia en la persona (Edgar Nicolás Mariscal Rábago, alías “El Negro”) que declaró haberle dado muerte por equivocación, y eso es lo que pesa”.
– ¿Cómo considera la postura dentro de la jerarquía católica donde dos obispos juristas respaldan la tesis de la confusión y otros y el cardenal Juan Sandoval sostienen la hipótesis del complot?
– Conocimos a los dos obipos: a José Fernández Arteaga, que es una gran persona, y a don Luis Reynoso. Este último era un especialista en derecho y sus opiniones eran autorizadas por el Grupo Interinstitucional. Definitivamente eran personas conocedoras del derecho que no se dejan ir por sentimentalismos.
“En la vida jurídica tiene uno que basarse en pruebas, en elementos, en constancias de autos, no en una opinión personal o en una tendencia social o en un sentimiento social. La justicia, en materia penal, tiene que ser fría y calculadora; tiene que ser contundente, tiene que tener elementos que no dejen la menor duda de una consideración para llegar a una determinación”.
– ¿Usted tuvo conocimiento de la “siembra” de testigos, del pago a presuntos testigos para que declararan en equis sentido?
– Eso es un aspecto muy grave que quien lo afirme tendría que probarlo. A mí no me consta ni tengo elemento alguno para ni siquiera esbozar una idea de que se haya dado ese tipo de cosas. Más bien había múltiples llamadas, gente que se acercaba al Cardenal o al mismo licenciado Fernando Guzmán y les decían que había alguien que sabía, alguien que podría declarar,y se le contactaba y esa persona acudía y declaraba.
– ¿Cree que este asunto debe manejarse exclusivamente en los tribunales y no en los medios de comunicación?
– Definitivamente. Finalmente quienes van a venir resolviendo serán los tribunales, porque la televisión, los aniversarios… nada más ocho o diez días en vísperas del aniversario de la muerte del cardenal es cuando hay declaraciones y situaciones nuevas que en nada ayudan al esclarecimiento de este asunto.
“Lo importante es que se centren en lo que es jurídico, en las pruebas, lo que son los elementos en autos para ya tener una determinación final”.
– Se criticó al entonces procurador Jorge Carpizo porque integró una Comisión Interinstitucional para una investigación en la que únicamente tiene que intervenir el ministerio Público como lo marca la ley. ¿Usted coincide con esto?
– Es completamente fuera de la ley el permitir que personas ajenas a quienes deben de integrar las averiguaciones y tomar declaraciones intervengan haciendo preguntas, aunque sean sugeridas nada más. Eso es completamente anormal. Yo creo que es incorrecto.