Tras pronunciarse como presidente de la Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano en el Senado de la República en contra del aborto, de los matrimonios entre personas del mismo sexo y de que éstos conformen una familia, el senador José María Martínez Martínez ha sido objeto de una encarnizada y agresiva crítica por quienes piensan diferente.
La intolerancia en su máxima expresión por parte de aquellos que apelan a la tolerancia.
Hay quienes ingenuamente declaran que el senador “Chema” Martínez enarbola esta postura con fines meramente electorales, con el propósito de quedar bien con y ganarse el apoyo del sector  ultra de la derecha en el PAN.
Lo menos que le han dicho al senador jalisciense es que es “retrógrada”, que vive en el siglo XIX, no sólo por pensar de esa manera sino por atreverse a manifestarlo en la tribuna del Senado de la República y en diversos momentos en que ha sido entrevistado.
¿Desde cuándo es pecado declarar lo que se piensa de acuerdo a los principios y valores con los que alguien fue formado y educado? ¿Acaso en nuestro país está prohibido pensar diferente, y manifestarlo, a como piensa una mayoría o una minoría? ¿Es reprobable y motivo de la más despiadada crítica el que alguien se manifieste en contra del aborto, en contra de que se denomine matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo y en contra de que ésta relación pueda ser considerada como el de una familia?
Para empezar, nadie puede decirse engañado por el senador Martínez Martínez. A diferencia de otros políticos que dicen lo contrario a lo que piensan, “Chema” Martínez fue congruente al hacer pública su postura respecto a los temas del aborto y de la homosexualidad, de acuerdo a los principios del partido en que milita y, seguramente, a los principios con los que fue educado y formado.
Es panista y congruente con la doctrina de Acción Nacional. ¿O acaso alguien piensa que un panista va a estar a favor del aborto y de la relación entre personas del mismo sexo? Claro, hay quienes posiblemente se avergüenzan de la doctrina del partido en el que militan y lo más que dicen es que respetan la decisión de otros, pero no se atreven a manifestarse abiertamente en contra por el costo político que eso puede acarrearles.
¿Por qué esa despiadada andanada de críticas en contra de un servido público por el simple hecho de declarar públicamente su postura sobre temas que otros evaden o de los que hablan en sentido contrario a sus creencias y principios, con el propósito de no enfrentar el costo político que ello acarrea?
Creo que se han ensañado con el legislador jalisciense. Pero lo peor es que en este tema sus propios correligionarios, aun aquellos que piensan exactamente como él, lo han dejado solo; no quieren “despeinarse”, no quieren pagar el costo político que una postura en ese sentido tiene, no quieren ver arriesgadas sus aspiraciones políticas.
“Chema” Martínez se declara en contra del aborto y de la relación entre personas del mismo sexo, sabedor que ello le acarreará apoyos por un lado y descalificaciones por el otro. Pero lo dice, lo manifiesta, lo expresa… ¡y lo defiende!
Eso le ha costado severas críticas de sus detractores y que sus propios compañeros de partido, y su partido mismo, guarden silencio y lo dejen solo…
¿Qué consecuencias políticas le traerá a “Chema” Martínez su postura? No lo sabemos, pero de una cosa estoy seguro: No fue un paso en falso…
Al tiempo lo confirmaremos.