Durante dos años, como presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez guardó silencio ante las críticas y señalamientos que se le hicieron en diversos medios de comunicación…
Dos años después, en su papel de precandidato a gobernador, Alfaro Ramírez ha decidido responder a esas críticas, salir a ajustar cuentas en aquellos programas y con aquellos periodistas que osaron cuestionar sus acciones y omisiones…
Pero no lo hace solo…
Lo hace acompañado de un grueso expediente -él lo llamó “una carpeta grandotota”- que a lo largo de esos 730 días de gobierno seguramente le abrió a cada uno de sus críticos que ejercemos el oficio periodístico, para tener registro de cada palabra que se dijo en su contra, cada crítica emitida por sus acciones y omisiones de gobierno.
Ahí tiene registrado, día, mes, año, nombre y apellido de quien expresó el comentario, el juicio o el análisis, y la transcripción textual de cada uno de ellos que no fue ni es del agrado de quien busca ser gobernador, de quien niega ser intolerante y de quien asegura que se le puede acusar de cualquier cosa, menos de ser corrupto.
Ayer acudió -él dijo que invitado, pero uno de los conductores mencionó que Alfaro “nos pidió el espacio para hacer las aclaraciones”- al programa radiofónico Fondo y Forma -que conducen Jorge Octavio Navarro, “Jonás”, y Mario Muñoz de Loza-, del que dijo convencido “ha sido el programa que en los dos últimos años, más me ha criticado, más señalamientos me ha hecho sobre mi trabajo como presidente municipal…”.
Ahí dejó en claro que como alcalde “fiscalizó” lo dicho por cada uno de sus críticos. A Jonás y a Muñoz de Loza les reveló lo que seguramente tiene bien contabilizado de cada uno de sus críticos: “Ustedes hicieron menciones sobre un servidor 385 programas; de esas 385 menciones, 342 son negativas…”.
Y advirtió tajantemente: “Traigo quí todas las transcripciones para lo que se ofrezca…”, “todo lo traigo aquí escrito, en transcripciones…”. Textualmente Alfaro demostró que lo anterior era cierto:
“El 11 de septiembre de 2017 Mario dijo…”, “El 5 de abril de 2017, Jonás dijo…”, “El 16 de febrero de 2016, Mario señaló…”, “El 31 de cotubre de 2016 aquí se afirmó…”, “El 27 de octubre del 2016 hablan ustedes de…”, “El 11 de septiembre de 2017 cuando alguien llama (por teléfono)…”. Y así hasta el infinito…
¿Con qué propósito Enrique Alfaro le abrió un expediente a cada uno de sus críticos en los medios de comunicación durante dos años? ¿De cuántos expedientes estará integrado su archivo? ¿Cuál fue su propósito de acudir a esta entrevista radiofónica -máxime si él la solicitó-, el día que iniciaba su precampaña, no para hablar de su precandidatura al gobierno estatal sino para con expediente en mano “ajustar cuentas” con quienes de 385 menciones, 342 lo hicieron -a su parecer- de manera negativa? ¿Qué mensaje pretende enviar al resto de los periodistas con los que, al parecer, ahora sí ya está dispuesto a hablar y que durante dos años lo criticaron? ¿A cada entrevista acudirá ahora cargando el expediente respectivo correspondiente a su entrevistado?
Enrique Alfaro Ramírez está en todo su derecho, aún y cuando sea con dos años de retraso, a defenderse de las críticas que se le hicieron como alcalde -aunque ese no sea el objetivo principal de la entrevista-, pero es cuestionable que lo haga colocando sobre la mesa un expediente personal de lo dicho o escrito por sus críticos. ¿Qué certeza tenemos de que a la par de dicho expediente no tenga otro sobre las actividades personales o privadas de esos críticos?
¿Ese será el tenor de las entrevistas que estará dispuesto a dar Enrique Alfaro como precandidato a gobernador? ¿Entrevistas en donde él será quien, con expediente en mano, imponga el tema a abordar? ¿Entrevistas en el que con expediente en mano pretenda intimidar o enviar un sutil mensaje a sus críticos, de que tiene todo registrado?
Creo que ya no es válido, ahora, lo que ayer Alfaro les dijo a Jonás y a Mario: “Durante dos años yo no dije una sola palabra sobre lo que ustedes opinaron, no me quejé con nadie, no regañé a nadie, no me pelee con nadie (…). Reitero: dos años sin queja alguna, sin criticar a nadie, sin molestar a nadie…”.
El otro lado de la moneda es: Los periodistas que pretendan entrevistar a Enrique Alfaro, ¿permitirán que sea él quien imponga el tema de la entrevista, que abra el expediente que sobre ellos elaboró y ajuste cuentas dos años después cuando no lo hizo en su momento, por todas las críticas que se le hicieron?
Este es el meollo del asunto.
Y en este punto somos los periodistas quienes tenemos la última palabra, porque creo que esa no es la forma de respetar la libertad de expresión ni el trabajo periodístico, como tampoco es la manera en que nos hagamos respetar.