¿Cuánt@s “Purificación Carpinteyro” existen en los diversos partidos políticos que se han olvidado formar a sus propios cuadros y prefieren recurrir a la “moda” de postular a figuras públicas cuyo único mérito es convertirse en personajes mediáticos?
El mérito de Purificación Carpinteyro para ocupar un cargo de elección popular fue haberse peleado con el entonces titular de la Secretaría de Comunicación y Transportes, Luis Téllez, siendo ella subsecretaria en esta dependencia, y denunciar que en este caso no tuvo el apoyo del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Dicho pleito, poco común entre un secretario de Estado y una subsecretaria, le dio fama pública a través de los medios de comunicación, que el PRD supo capitalizar a su favor al postularla como su candidata a diputada federal por el distrito XXII del DF, destacándose como la segunda diputada que obtuvo mayor número de sufragios de entre los 300 legisladores electos por mayoría relativa.
Antes de ser subsecretaria, Calderón Hinojosa la había designado como la primera mujer directora de Correos de México, cuando anteriormente ocupó puestos en diversas compañías extranjeras relacionadas con las telecomunicaciones.
Carpinteyro no tiene tras de sí una verdadera formación política, no tiene un historial exitoso en el servicio público y, como ella, muchos aspiran a ocupar cargos públicos engañando a la ciudadanía de que son diferentes a los políticos tradicionales, que son “independientes” y/o que son “ciudadanos”, llegando al absurdo inclusive de renegar de los partidos políticos pero prestos a servirse de ellos para llegar a un cargo público que les permita vivir del erario, del impuesto que pagan los ilusos ciudadanos que con sus votos los llevan al poder.
Hoy nuevamente Purificación Carpinteyro se encuentra en el “ojo del huracán”, tras revelarse un audio en el que ella le propone a su interlocutor, José Gutiérrez Becerril, ex director de PYMES de Telefónica de México, un negocio “multinivel” ahora con las reformas de la ley secundaria en telecomunicaciones.
Purificación Carpinteyro es, entre otros, un ejemplo más de que la figura de candidato independiente o “ciudadano” al que recurren los partidos políticos no es garantía de honorabilidad en el ejercicio del cargo público y que haga la diferencia con el político de carrera. Claro, hay excepciones, pero cada vez queda más evidenciado que la postulación de estas figuras es un error de los partidos políticos.
Por supuesto que hay razón, y bastante, para que la figura del político de carrera o “tradicional” esté desgastada y “satanizada”, pero más que comprobado está que la solución no son las figuras que llegan a los cargos de elección popular bajo el “manto” de “independientes” o “ciudadanos” y presumiendo de ser inmaculados.
La tentación del poder político y público ha hecho que muchas de estas figuras caigan en el “pecado”.
¿Cuánt@s “Purificación Carpinteyro” -en su versión masculina y femenina-, no aspiran llegar al poder para desde ahí, cobijados por ese poder, hacer negocios particulares o de grupo?
Considero que la solución a este problema que enfrentan los partidos políticos, y por ende la sociedad en general, es la reactivación de sus propias escuelas de cuadros donde formen a las nuevas generaciones de militantes y políticos, lo suficientemente preparados y alimentados lo suficiente con los principios que enarbolan, para ocupar los cargos en disputa.
Es ahí, en la escuela de cuadros de cada partido, el semillero de políticos con formación, con verdadera vocación de servicio, con principios, que podrían recuperar la confianza ciudadana y regresarle el prestigio a los institutos políticos que tanta falta le hacen.
No estaría mal, pues, que cada partido político en sus tres niveles -nacional, estatal y municipal-, reflexionen y hagan un recuento de cuánt@s “Purificación Carpinteyro” tienen en sus filas o cuánto es el riesgo que corren de tenerl@s si no reviven y fortalecen su escuela de cuadros.
Al tiempo.