El gobernador Enrique Alfaro Ramírez, en rueda de prensa, reveló ayer que la Contraloría del Estado presentará ante la Fiscalía del Estado una denuncia en contra del ex secretario de Salud en el gobierno de Aristóteles Sandoval, Antonio Cruces Mada, por presunto daño patrimonial por 605 millones de pesos. Y subrayó:

“Me encantaría que cualquier funcionario que hizo lo que hizo ese funcionario acabara en la cárcel (…) ¿Qué espero yo? Que la Fiscalía Anticorrupción cumpla con su trabajo”.

Lo que le encantaría al gobernador Alfaro es lo que le encantaría a todos los jaliscienses que sucediera, llámese como se llame el funcionario responsable e independientemente del partido político al que pertenece, siempre y cuando no contara con la complicidad no sólo del gobierno en el que laboró o labora sino de quienes los sucedieron y llegaron o llegan a acuerdos en “lo oscurito” o en los “sótanos del poder”.

Y lo que espera el gobernador Alfaro de la Fiscalía Anticorrupción es lo que esperan todos los jaliscienses no sólo a partir de ahora sino desde que entró en funciones desde hace un año, tiempo en el que sólo ha logrado vincular a proceso a… un policía preventivo y un inspector municipal.

Pero la realidad no es lo que le encantaría al gobernador o a cualquiera de nosotros, sino que esperamos que las autoridades fundamenten con pruebas categóricas y contundentes las denuncias verbales que hacen en ruedas de prensa -como la de ayer-, pues recordemos que durante el tiempo que Alfaro Ramírez estuvo al frente del Ayuntamiento de Guadalajara declaró en varias ocasiones que había recibido un “cochinero”, denunció presuntos “desfalcos millonarios” y prometió dar “pruebas” y “nombres” de los presuntos funcionarios responsables, pero dejó la alcaldía en busca de ser gobernador y nada pasó. Todo quedó en pura saliva.

Incluso, recordamos que como alcalde electo prometió que desde el primer día de su gobierno iba a exhibir en la Plaza de la Liberación “los nombres de quienes están desfalcando a la ciudad”, pero la Plaza de la Liberación nunca se salpicó de ese “cochinero” que supuestamente encontró en el Ayuntamiento tapatío.

En aquella ocasión no tuvo empacho en revelar el nombre del ex síndico Luis Ernesto Salomón como presunto responsable de irregularidades, pero nada sucedió y Salomón es hoy uno de los hombres fuertes de la asociación morenista “Maestros por México”, que encabeza quien fuera secretario general del Ayuntamiento tapatío, Tomás Vázquez Vigil.

Hoy revela el nombre de Cruces Mada, nombre que no sorprende que esté involucrado en presuntas irregularidades si recordamos la información que en su momento se ventiló en los medios de comunicación aún durante el gobierno aristotelista, y que habría sido una de las razones por las que fue destituido como titular de Salud y relevado por Alfonso Petersen quien llegó a poner orden.

Bien dicen que “la burra no era arisca, la hicieron”. Por eso la ciudadanía espera que lo denunciado ayer por el gobernador Enrique Alfaro, y las denuncias que adelantó haría posteriormente, no sea una réplica más de aquel show en Guadalajara y nada suceda porque no lograron demostrar con pruebas sus denuncias o por un posible acuerdo en lo “oscurito”, tan común en los gobiernos.

Lo bueno es que ahora no prometió utilizar plaza pública alguna para exhibir a alguien.

Al tiempo, pues.