En mejor posición no pudieron estar los diputados Enrique Aubry de Catro Palomino, del PVEM, Jesús Casillas Romero, Luis Armando Córdova, Marco Barba Mariscal, Mariana Fernández y Rocío Corona Nakamura, todos ellos del PRI, para anotar un “golazo” que los hubiera colocado en los anales de la historía política de Jalisco.
Como dijera el comentarista deportivo: “¡Era suya, la tenían… y la dejaron ir!”.
Todos estos diputados que ante los medios de comunicación una y otra vez gritaron a los “cuatro vientos” que el Auditor Superior del Estado debería de renunciar o ser cesado de su cargo -y todavía ayer algunos de ellos lo repetían sin rubor alguno-, estuvieron solos, sin portero, frente a la portería del rival que fue quien paradójicamente, en la persona de Martínez Martínez, les puso la pelota para anotar… ¡y prefirieron correr antes que pegarle a la pelota y anotar el gol!
Aubry, Casillas, Córdova, Barba, Fernández y Corona se “arrugaron” cuando no debieron de hacerlo, pues tanto exigieron la salida del Auditor Superior que al momento de que les plantearon esa propuesta para que votaran a favor de ella, dieron la vuelta y desviaron su ruta.
José María Martínez les puso “en bandeja de plata” lo que ellos querían, pero terminaron por desenmascararse y quedar evidenciados de que su postura de “adalides” de la honestidad, moralidad y legalidad fue mera pose para “las tribunas” y una forma de aprovecharse de los medios de comunicación, pues sabían que legalmente lo que pretendían y reclamaban era imposible.
Pero no sólo fallaron en el momento más oportuno, sino que volvieron a “irse de bruces” en el único camino que les dejó abierto su partido: votar a favor de enviar el caso a la Comisión de Responsabilidades, donde saben que tampoco procederá.