Si bien su discurso -con tufo de declaratoria de guerra- en el marco de la inauguración de la Feria Internacional del Libro tuvo un claro destinatario que se llama Andrés Manuel y se apellida López Obrador, el Gobernador de Jalisco debe de entender y atender en lo personal el texto ahí leído por Enrique Alfaro Ramírez.

Punto especial que debe entender es cuando expresó: “Aquí no podemos guardar silencio cuando se pretende imponer una idea monolítica de lo que significa lo nacional”. ¿No es eso lo que él pretende hacer desde el Gobierno del Estado? Si bien su idea monolítica no es sobre lo que significa lo nacional, sí lo es en cuanto a lo estatal, pues para él no hay idea distinta que no sea la inexplicable y cada vez más fallida “Refundación”.

Alfaro alega que “aquí no podemos guardar silencio” ante las imposiciones del centro, pero no soporta que aquí haya voces discordantes ante sus imposiciones que pretende sean acatadas “a pie juntillas”, aún si eso significa violentar la autonomía e independencia del Poder Judicial; presionar a diversos sectores de la sociedad para tenerlos a su merced, como a los organismos empresariales; o someter a los medios de comunicación presionándolos para callar o hacer a un lado a esas voces incómodas que se atreven a criticar a su gobierno, a cambio de “dádivas” para que varios de ellos apenas sobrevivan.

Aseguró que el futuro de México se construye “desde la lógica de la pluralidad, del respeto a quienes piensan distinto a nosotros, partiendo de la premisa que nuestros silencio hoy por miedo o por displiscencia nos cobrará una terrible factura mañana”. ¿Pensará con esa “lógica de la pluridad” como gobernador frente a quienes coincidimos en que nuestro silencio de hoy, por miedo o displiscencia, nos cobrará “una terrible factura mañana”?

En este sentido parafraseamos la pregunta que planteó ante los asistentes a la inauguración de la FIL: ¿Expresar nuestras ideas nos ponen en un escenario de confrontación con el gobernador de Jalisco? Yo creo que es justamente lo contrario.

Y seguramente muchos jaliscienses hacen suyas las palabras que Enrique Alfaro pronunció, esperanzados en que las escuche y atienda el Gobernador de Jalisco: “No más silencio, no más cabezas agachadas, eso no lo sirve a Jalisco”.

Luego de escuchar su discurso coincidimos, pues, con lo dicho por Enrique Alfaro: “Aquí no podemos guardar silencio cuando se pretende imponer una idea monolítica (…)”, el futuro de Jalisco “se debe construir desde la lógica de la pluralidad, del respeto a quienes piensan distinto…”.

¿O de qué se tratará? ¿De “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”? ¿O de “hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”? ¿O quizás de “en casa del herrero, azadón de palo”?.

Al tiempo.