Siendo diputada local, y a la par coordinadora de campaña de José Antonio Meade en Jalisco, Claudia Delgadillo -del grupo del gobernador Aristóteles Sandoval-, abandonó las filas del PRI para irse a Morena y ser su candidata a la presidencia municipal de Guadalajara… y ningún priista alzó la voz.

Siendo diputada local, Anahí Olguín -del grupo del magistrado Leonel Sandoval, padre del gobernador- renunció a su militancia en el PRI, luego de perder la elección como candidata a diputada federal, para irse al partido Movimiento Ciudadano… y ningún priista alzó la voz.

Siendo diputada federal, Laura Plascencia -del grupo del magistrado Leonel Sandoval, padre del gobernador-, dejó las filas del PRI para unirse a la bancada del partido Movimiento Ciudadano… y ningún priista alzó la voz.

El ex senador y ex secretario general del Ayuntamiento de Guadalajara con Ramiro Hernández como alcalde -y hoy presidente estatal del PRI-, Tomás Vázquez Vigil, en plena campaña se sumó al lópezobradorismo y hoy encabeza un movimiento magisterial en Morena… y ningún priista alzó la voz.

El ex síndico de Guadalajara con Ramiro Hernández como presidente municipal, Luis Ernesto Salomón -al igual que Vázquez Vigil-, dejó las filas del PRI y se fue a Morena donde hoy es el secretario técnico del movimiento magisterial lópezobradorista… y ningún priista alzó la voz.

El domingo pasado el ex secretario del Trabajo y ex presidente del PRI -cargos a los que se resistieron y opusieron a que se le dieran, los hombres del primer círculo del gobernador-, Héctor Pizano Ramos, abandonó las filas del PRI para sumarse al partido Movimiento Ciudadano… ¡y ardió Troya tricolor!

Muchos de los priistas que el mismo domingo, ayer lunes y aún hoy se “rasgaron las vestiduras” porque Pizano Ramos se va del PRI enfundado con la casaca de diputado plurinominal electo a las filas alfaristas, nada dijeron cuando lo mismo hicieron personajes cercanos al gobernador Sandoval Díaz y a su padre Sandoval Figueroa, así como al hoy dirigente estatal del PRI. Ni siquiera patalearon o manotearon en silencio.

Pizano Ramos no necesita quién abogue por él, pero desde afuera del PRI no advertimos la congruencia de quienes le exigen al ex dirigente priista congruencia y piden que renuncie a la diputación que asumirá el primero de noviembre próximo -si nada extraordinario sucede-, pues nunca se lo reclamaron públicamente a las diputadas Delgadillo, Olguín y Plascencia, por mencionar a las más recientes.

Lo único que escuchamos sobre éstas tres legisladoras fue el silencio de los hoy detractores de Héctor Pizano. ¿Valientes o prudentes?

Pero sin duda los únicos que conocen las razones del paso que dio Pizano Ramos son él mismo… y el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval. Nadie más. Ambos dialogaron varias veces en solitario y sólo ellos conocen su contenido, que por supuesto no es lejano a las razones que motivaron la retirada del ex dirigente priista de su partido.

El que los detractores de Héctor Pizano digan que él entregó al PRI al alfarismo y lo responsabilicen de haber operado desde la dirigencia priista a favor del partido Movimiento Ciudadano, es tanto como corresponsabilizar de ello al primer priista del estado, pues tanto ellos como quien le antecedió en el cargo y quien lo sucedió, conocen las reglas no escritas en el partido y saben que en esas decisiones éste lleva mano. ¿O acaso José Socorro Velázquez, el propio Pizano y Ramiro Hernández decidieron dirigencias municipales, candidaturas y campañas sin que recibieran el visto bueno de Casa Jalisco?

Así fue ahora, pero así ha sido siempre… ¿O tienen amnesia quienes hoy linchan a Pizano?