Sin duda que la iniciativa de reforma “Participación Democrática” enviada por el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz la semana pasada al Congreso del Estado “dolió” en el corazón del alfarismo. Tanto, que provocó la reacción del alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, quien antes de celebrar la suma de propuestas para empoderar al ciudadano y fortalecer su participación, calificó la acción de Aristóteles como oportunista, de mal gusto y que era un mal mensaje.
Y digo que dolió en pleno corazón naranja porque desde que asumió la alcaldía Alfaro Ramírez no había utilizado, hacia el Mandatario estatal, un tono como éste en el que refleja enojo, molestia e irritación. Vale la pena replicar lo que dijo para que usted valore:
“Me parece que es un asunto de oportunismo, lo veré así. No creo que sea la ruta correcta. Había gente trabajando en el Congreso y olvídate de (Partido) Movimiento Ciudadano, había un compromiso y una agenda de trabajo que se estaba haciendo con el diputado Kumamoto que me parece no se respetó. Creo que esa parte está mal porque a final de cuentas cada quien tiene sus estrategias de comunicación… Me parece que ese mensaje contraviene el espíritu que hemos mostrado todos.
“Lamento mucho la actitud del gobernador en este tema. Así como he reconocido y aplaudido la voluntad para trabajar en una agenda conjunta, me parece que esto que hizo es algo de muy mal gusto… Ahora le salió el espíritu ciudadano. Lo que me va a dar gusto es que lo que hemos hecho desde nuestros gobiernos, les va poniendo el ejemplo y van haciéndolo después ellos. Entonces es un tema de Congreso y me parece que la forma es inadecuada y es un mal mensaje”.
Cuando le preguntaron que si como alcalde de Guadalajara modificaría su accionar durante su gobierno,  en caso de aprobarse la iniciativa de Sandoval Díaz, el tono de su respuesta no cambio:
“Absolutamente no. El gobernador está mal informado, lo que hacemos no es ilegal. Lo que hacemos es un acto de congruencia. Lo hicimos en Tlajomulco, lo voy a hacer en Guadalajara, lo vamos a hacer con su reforma o sin su reforma. Estamos listos para con reforma o sin reforma cumplir el compromiso de darle a la gente el poder tomar decisiones. Lo que hagan en el Congreso tendrá mi respeto, mi respaldo, pero ya estamos listos, ya tenemos un reglamento. No necesitamos de la reforma para darle poder a los ciudadanos.
“Lo que no se debe de hacer es anticiparse en una discusión que tenía ya mucho tiempo y que llevaba por un camino correcto…”.
Sin duda que Enrique Alfaro tiene toda la razón cuando dice que los gobiernos municipales de su partido Movimiento Ciudadano le han puesto el ejemplo a los gobiernos priistas, y que lo que ellos hicieron hoy éstos los están copiando. Tan es cierto, que no son pocos los priistas que andan molestos porque dicen que los alfaristas les están poniendo la agenda y sus gobiernos no logran presentar innovaciones propias. En eso nadie puede rebatirle al alcalde de Guadalajara.
Y quizás también tiene razón cuando con un dejo de sorna cuestiona que ahora le haya salido el “espíritu ciudadano” al gobernador. Lo mismo pueden preguntarse muchos. Pero esos muchos y el propio Alfaro saben que en política y en el amor todo se vale, y obvio es que ante la “ola naranja” que invadió la zona metropolitana en junio del año pasado -incluyendo ayuntamientos y el Congreso-, no se iba a quedar con los brazos cruzados por muy gobernador que fuera, pues finalmente también es político y políticamente hay que actuar.
A la reacción de Alfaro Ramírez le siguió el desconocimiento de la fracción emecista en el Congreso, por voz de su coordinador, Ismael del Toro, del subsecretario de enlace legislativo, Tomás Figueroa, designado por el gobernador como su interlocutor con el Poder Legislativo, lo que luego provocó la reacción de los legisladores priistas para quienes, a decir de su coordinador Hugo Contreras, Del Toro no es el Congreso ni tiene su representación por ser Enrique Aubry el presidente.
Sin duda que las reacciones de Enrique Alfaro e Ismael del Toro no serán lo último en respuesta a la iniciativa de Aristóteles Sandoval, pero lo interesante será conocer qué hará el alfarismo en pleno para recuperar la “bandera” que enarbolaron desde su llegada al poder y que tan buenos resultados les había dado.
Seguramente una de las pistas donde veremos esa nueva reacción será el recinto legislativo, pero ¿y qué hará el jefe del grupo, el alcalde de Guadalajara?