¿Alguien encuentra alguna explicación lógica al hecho de que 13 años después el cardenal Juan Sandoval Iñiguez revele que en casa del entonces secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa -posterior candidato del PRI a la presidencia de la República-, presuntamente pretendieron envenenarlo…¡con tequila!?
Así lo reveló al hacer uso de la palabra durante la presentación del libro Servus (Servidor), una breve biografía del prelado, el  jueves pasado, y, por supuesto, fue la nota en todos los medios de comunicación al día siguiente.
Ya no sorprendió la revelación del presunto intento de envenenamiento porque ya lo había declarado tiempo atrás, al igual que otro presunto intento cuando comió un mazapán, pero ahora llamó la atención la declaración de dónde sucedió ese hecho del tequila y que nunca había revelado.
Sorprende que el cardenal Sandoval Iñiguez no haya hecho público un caso de esa magnitud en ese tiempo aun y cuando se tratara de la casa del Secretario de Gobernación ni después cuando Labastida fue candidato presidencial, denuncia que quizás hubiera acabado con las aspiraciones del entonces abanderado priista.
Pero decidió callar durante…¡13 años!
Y, como era obvio, al día siguiente el ahora senador Francisco Labastida salió y respondió la sorpresiva declaración del Cardenal. Dijo:
“Lo más ilógico y absurdo es que alguien invite a su casa para hacerle daño a otra persona. Yo tengo amistad personal con el Cardenal y con varios de los Obispos, pero no es producto más que de su imaginación. Si tuvo algún problema de salud, haya tenido lo que haya tenido en el estómago y lo hayan tenido que operar, no veo la relación entre una cosa y otra.
“Yo me enteré de esto (la declaración del Cardenal) hace varios años, pero nunca le dí importancia porque francamente creo que es como las cosas que decía y de las que se peleaba con Jorge Carpizo, pero no tiene base ni sustento”.
La verdad que las revelaciones que hizo el jueves anterior el cardenal Juan Sandoval tienen una gran similitud con muchas otras que hizo él mismo sobre el asesinato del cardenal Juan jesús Posadas Ocampo, al igual que los “testigos” que a lo largo de las investigaciones presentó el llamado Grupo Jalisco en la Comisión Interinstitucional que se creo durante la gestión de Jorge Madrazo como titular de la PGR en el gobierno de Ernesto Zedillo.
Esta como aquellas declaraciones propias y las de sus “testigos” son, como lo dijo el propio Francisco Labastida Ochoa, producto de su imaginación.
¿O alguien cree que tiene lógica y sentido común que siendo víctima de dos intentos de presunto asesinato, y máxime identificando el lugar, la víctima decida callarse y platicarlo ¡13 años después! como quien tiene una charla de café?
Yo, tampoco…