Ayer ahí estaban cuatro de los seis priistas que le pelearon la candidatura al gobierno estatal a Jorge Aristóteles Sandoval.
Ahí estaban compartiendo su felicidad tres de ellos que estaban conscientes de que no tenían las posibilidades serias de arrebatársela: Arturo Zamora Jiménez, J. Trinidad Padilla López y Miguel Castro Reynoso.
Ahí estaba también quien para muchos tenía amplias posibilidades de ser el abanderado priista y que aun y contra lo que ha pasado por su mente y lo que le ha dictado su sentimiento, no dudo en aceptar las reglas con las que había aceptado contender y reconocer que nuevamente la suerte no había estado de su lado: Ramiro Hernández García.
Pero ayer hubo una ausencia notoria que si algunos no lo comentaron abiertamente, muchos sí la advirtieron: la de Héctor Vielma Ordoñez.
El presidente municipal de Zapopan no hizo acto de presencia en la fiesta organizada para el momento del registro de Aristóteles Sandoval Díaz. No asistió, simplemente. Ignoramos si Aristóteles lo supo antes o buscó saber la razón después, pero sabe que deberá de operar para cerrar en torno suyo todo lo que debe de cerrar.
La ausencia de Héctor Vielma ayer en el evento de registro de Aristóteles tuvo, sin duda, un mensaje y un destinatario. Y muchos leyeron correctamente ambas cosas, aunque otros más se hayan enfrascado en especulaciones al respecto.
No fue una ausencia por “motivos de salud”, por supuesto que no.
Con su ausencia, Vielma Ordoñez envió un mensaje. Veámos si el o los destinatarios lo entendieron. Al tiempo.