Algo tendrá que hacer Miguel Ángel Monraz Ibarra, dirigente estatal del Partido Acción Nacional, para hacer que su partido y candidatos corran con mejor suerte.
No sé si precisamente deba de ser Monraz Ibarra quien tiene toda la responsabilidad de encontrar salida a la encrucijada en que se ha metido el partido en el gobierno en estos tiempos electorales, pero como cabeza de este instituto político algo debe de hacer.
Ha corrido ya poco más de un mes de campaña por la gubernatura, el Senado y la Cámara de Diputados y casi dos semanas de que arrancaron las correpondientes a las presidencias municipales y diputaciones locales y los resultados en las encuestas les son aun desfavorables, sin visos de que a como van las cosas el futuro les vaya a cambiar.
Es más, lo decíamos ayer, ni siquiera la figura más emblemática del PAN en Jalisco, Alberto Cárdenas Jiménez, ha corrido con mejor suerte, pues además de que no ha sido el “motor” de esa maquinaria blanquiazul por el que tanto apostaron un puñado de panistas jaliscienses y el Comité Ejecutivo Nacional, ya ni siquiera las encuestas le son favorables a él.
Pero no sólo eso, sino que las estrategias que han armado para ganar terreno electoral tampoco les han sido favorables, como es su pretención de que las planillas del PRI en Zapopan, particularmente, y en Tonalá no fueran registradas por haberles faltado cubrir algunos requisitos que marca el Código Electoral.
Así, revelaron a los “cuatro vientos” dichos incumplimientos, generando una favorable reacción mediatica inusitada con lo que confiaban éra suficiente para provocar la desconfianza de la ciudadanía en la autoridad electoral si le daba el registro a los priistas y un rechazo generalizado a éstos.
Pero este tema sólo quedó en el denominado “círculo rojo”, porque la ciudadanía en general simplemente fue indiferente a este tema.
Y no sólo eso, sino que no contaron con que los priistas acudirían a las autoridades electorales federales para reclamar el respeto a su derechos de ser votados y reclamar que sus registros fueran admitidos por el organismo electoral del Estado, dando oportunidad a que su partido corrigiera o complementara los requisitos faltantes.
La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió a su favor y el Instituto Electoral tuvo que registrarlos tras de que su partido cumplió con los requisitos faltantes.
Ante ello, los panistas interpusieron un juicio de revisión ante la Sala Principal del Tribunal Electoral, pero los magistrados por unanimidad simplemente ayer lo desecharon por improcedente. Ni siquiera entraron a su discusión.
Así, pues, no hay duda de que los panistas “traen al Santo de espaldas”, como dicen popularmente.