La ausencia de 26 integrantes de la Comisión Permanente del PAN en Jalisco en la sesión convocada para ayer por la noche, frustró los planes del ex dirigente y virtual candidato presidencial del Frente, Ricardo Anaya, de imponer la alianza electoral de su partido con el alfarista Movimiento Ciudadano.
Solo 11 integrantes de la Comisión hicieron acto de presencia en pleno período vacacional, insuficiente para registrar el quórum y dar paso a la instrucción del CEN panista de aprobar una coalición con el PRD y el PMC en municipios y distritos locales.
La ausencia de la mayoría de los comisionados es un claro mensaje del panismo jalisciense a su ex dirigente Anaya de que la decisión que tomó en su pasada sesión, y que fue por unanimidad rechazar cualquier alianza con otros partidos, debe ser respetada por la dirigencia nacional.
Pero no sólo eso, es un categórito recordatorio al “joven maravilla” de que debe respetar su palabra y cumplir el discurso que tantas veces pronunció aquí en Jalisco en torno a que sería el panismo local el que decidiría si iba o no en esa alianza, si conformaría o no en Jalisco un Frente.
Y el panismo jalisciense alzó la voz y dio un rotundo “No” al deseo de su dirigencia de llevar, primero, como candidato a la gubernatura a Enrique Alfaro Ramírez, y, después, a poner al servicio del alfarismo su estructura municipal y distrital, hacer campaña a su favor y llevar a la victoria a sus candidatos.
Y es que al panismo local lo único que le quedaba era defender su dignidad y orgullo y hacerse respetar por su dirigencia nacional, luego de que como resultado de esa alianza a nivel federal, Anaya y su dirigencia despreció a los panistas de Jalisco y le entregó a MC la mayoría de las diputaciones federales y las candidaturas al Senado de la República.
Hoy la discusión está en si el CEN puede o no tomar unilateralmente la decisión de concretar una alianza que el panismo jalisciense ya rechazó, pues hay quienes alegan que por estatutos puede hacerlo, pero otros argumentan que eso procede sólo si aquí no se hubiera definido una postura y tomada la decisión.
Así es que, por lo pronto, Ricardo Anaya tendrá que hacer “de tripas corazón” y respetar la decisión del panismo local, luego de que lo humilló en la alianza federal.