Para gusto de algunos y disgusto de otros, Arturo Zamora Jiménez sigue siendo el jalisciense mejor ubicado en la élite política del país…
No sólo es nuevamente vicepresidente de la Cámara de Senadores con el panista Roberto Gil Stuart como presidente sino que Manlio Fabio Beltrones Rivera, dirigente nacional del PRI, lo ratificó como secretario de Acción Electoral del nuevo Comité Ejecutivo Nacional, cargo que asumió con César Camacho Quiroz cuando estuvo al frente del partido.
Propios y extraños consideran actualmente a Zamora Jiménez como el mejor prospecto del PRI para la sucesión en la gubernatura del 2018, oportunidad que ya tuvo en 2006 frente a Emilio González Márquez, pero el senador asegura que no es ese su principal objetivo, aunque se deja “querer” y parece no estar dispuesto a dejar pasar ninguna oportunidad que se le presente para hacer sentir en Jalisco que sigue “vivito y coleando”.
Zamora, como muchos otros, saben que muchas cosas pueden suceder de aquí a cuando inicie el proceso interno priista para elegir al sucesor de Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, para lo cual aún falta mucho tiempo, aunque en la política el tiempo corre como el agua que se va entre las manos. Quizás por eso es que el ex alcalde de Zapopan no envía el mensaje directo y categórico de que va en busca, por segunda ocasión, de la candidatura que lo lleve a Casa Jalisco, pero sí hace lo necesario para dejar en claro y evidente de que es y será un factor importante para la toma de decisiones políticas en el futuro.
Por supuesto que Arturo Zamora sabe que sus posibilidades no están en torno al Mandatario estatal y su equipo sino a los apoyos y la promoción que tiene del “centro”, y en el “centro” parece que están dispuestos a mantenerlo vigente entre la clase política jalisciense… para lo que se ofrezca.
En ocasiones me da la impresión que el deseo de Arturo Zamora es alcanzar alcances nacionales desde el Poder Ejecutivo, luego de que ya lo logró desde el Legislativo. Pero hay quien me advierte que quizás la gran aspiración del también ex secretario general de Gobierno es lograr ese alcance desde el Poder Judicial, concretamente como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y es ahí donde, quiérase o no, hay quienes ven con recelo el avance político de Zamora Jiménez, aunque quizás respiran con tranquilidad cuando se lo imaginan portando la toga y el birrete de ministro de la Corte. Pero al momento no hay señales de ello, aunque hoy se discute en el país la conveiencia o no de que la Suprema Corte se “partidice” postulando a militantes partidistas como impartidores de justicia.
Arturo Zamora, sus amigos y aliados, así como sus adversarios y hasta enemigos, saben que más allá del trabajo legislativo que haga en el futuro como senador, donde hasta el momento ha tenido un excelente manejo, el verdadero reto lo tendrá a lo largo del 2016 y 2017 como secretario de Acción Electoral durante las elecciones estatales en ambos años.
Es cierto que difícilmente se puede señalar al CEN como el responsable o no de las derrotas o triunfos del PRI en las gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales, pero su trabajo cercano a los comités estatales podría abrirle mayores puertas a Zamora Jiménez para un proyecto más allá de las fronteras de Jalisco, sea en el Ejecutivo o Judicial… o en el Legislativo como diputado federal ¿y coordinador de la bancada?
Hoy alrededor de Arturo Zamora se pueden construir muchos proyectos, pero nada tiene seguro, y él mismo se encarga de enviar ese mensaje. Así es que hay que seguirlo muy de cerca para descubrir cuál o cuáles son sus verdaderos propósitos y objetivos. Al tiempo.