El impacto que tendrán los resultados de las elecciones del pasado 1 de julio, en el desplazamiento de toda una clase política panista por una del PRI, es algo que apenas empieza a verse, pero que será de una gran trascendencia.

Con el triunfo del PAN en la elección de gobernador en 1995, y su permanencia en la gubernatura por 18 años, desplazó a toda una clase política del PRI que se había construido durante décadas y abrió las condiciones para la construcción de una nueva clase política panista. Ese desplazamiento se agudizó después del año 200, cuando el PAN ganó la Presidencia de la República, con lo que les cerraron las oportunidades de refugio político a aquellos cuadros del PRI que habían podido refugiarse en el gobierno federal.
Nombres como los de Emilio González, Francisco Ramírez Acuña, Alberto Cárdenas Jiménez, Eduardo Rosales Castellanos, Jorge Salinas Osornio, Héctor Pérez Plazola, Maricarmen Mendoza, Hernán Cortés Berumen, Macedonio Tamez Guajardo, Herbert Taylor Arthur, Diego Monraz, Fernando Guzmán Pérez Peláez, Abraham González Uyeda, Alfonso Petersen Farah, José María Martínez Martínez, Alfredo Argüelles Basave, Rodolfo Ocampo Velázquez fueron los nombres de los protagonistas de esta clase política panista que se construyó con la desgracia priista y que duró 18 años en los espacios del poder político en Jalisco.
Estos nombres llenaron toda una etapa de la vida política del estado.
Perder la elección de Gobernador del Estado, las alcaldías de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, y la mayoría en el Congreso, auguran una severa crisis para esta clase política panista que será desplazada por la que los priistas empezarán a construir a partir del primero de octubre, en que se renovarán los gobiernos municipales; pero con mayor intensidad a partir del primero de marzo del 2013, fecha en la que Aristóteles Sandoval asumirá el gobierno estatal.
Haber perdido la Presidencia de la República cerrará las posibilidades de que los cuadros panistas que se verán desplazados puedan encontrar refugio en el gobierno federal, como les pasó a los priistas en el 2000.
Este desplazamiento de la actual clase política predominante en Jalisco, la del PAN, por una nueva clase política en construcción, del PRI, es tan solo una de las grandes consecuencias que tendrán los resultados de las elecciones del uno de julio.
El gran problema, para la mayoría de los cuadros panistas que se verán desplazados y lanzados al desempleo político, es que muchos de ellos no conocen otra manera de ganarse la vida más que la de la nómina gubernamental y las ventajas que ésta trae consigo.