Se equivoca quien crea que porque Alonso Godoy Pelayo no estará al frente de la Auditoría Superior del Estado (ASEJ) a partir del uno de enero de 2017  se acabarán los problemas en esta materia, pues no es asunto de personas, de nombres y apellidos, sino de los intereses que están en juego y del propio sistema vigente.
Y el primer episodio a enfrentar y que será interesante atestiguar, será precisamente la elección de quien sustituirá en el cargo a Godoy Pelayo, proceso a cargo de la Comisión de Vigilancia.
Hoy “tras bambalinas” -nadie se ha atrevido a hacerlo públicamente- se le recrimina al Partido Movimiento Ciudadano el “madruguete” de salir ante los medios de comunicación a decir no a una posible nueva elección de Godoy Pelayo -en el supuesto de que participara, que ya dijo que no lo hará-, cuando trasciende en los corrillos legislativos que estaba en agenda para llevarse a cabo la próxima semana una reunión del secretario general de Gobierno, Roberto López Lara, con los integrantes de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado para abordar el tema de la Auditoría Superior.
Y es que el “madruguete” emecista obligó a las dirigencias del PRI y del PAN a secundar su posición cuando se asegura que aún había acuerdos por definir sobre éste caso, pues hay quienes aseguran que estaban a la espera de conocer la decisión de Alonso Godoy de participar o no en el proceso de elección, ya que en los partidos representados en el Legislativo había voces a favor de que fuera electo nuevamente.
El “madruguete” naranja “agarró” al priista José Socorro Velázquez en una rueda de prensa donde informaba de su gira por varios municipios, obligándolo a consultar donde tenía que consultar, a sabiendas de que los reporteros le cuestionarían sobre el tema; mientras que al panista Miguel Ángel Martínez, al parecer, lo sorprendió en la ciudad de México, desde donde buscó enterarse de lo que aquí estaba sucediendo para tomar una postura a sabiendas de que sería requerido por los medios de comunicación para preguntarle sobre el tema.
A Velázquez Hernández y a Espinoza Martínez no les quedó otra salida que coincidir con la postura de Ismael del Toro Castro y demás diputados de su fracción, pues no quisieron enfrentar ni pagar el costo que hubiese tenido no hacerlo o posponer su posición.
Pero ahora viene lo mejor. ¿Quién será el nuevo auditor superior del Estado?
No habrá problema alguno para elegirlo si los diputados siguen al pie de la letra lo que establece la ley al respecto. Ni más ni menos. Si lo hacen así, entonces nadie debe preocuparse porque será auditor superior quien cumpla los requisitos de inscripción, apruebe el examen que se les aplicará y sea designado, de entre quienes lograron la calificación aprobatoria, por las dos terceras parte (el voto a favor de 26 diputados) del pleno del Congreso del Estado.  Si se ejecuta de esta manera, entonces llegará a la ASEJ alguien que no tendrá relación alguna con partidos políticos o grupos fácticos. Nadie le deberá favores ni él a nadie. Así de sencillo.
Esto sucederá si, como es el reclamo de quienes se han “desgarrado las vestiduras”, se aplica un proceso limpio y transparente.
Pero esto difícilmente sucederá así, porque hay de por medio muchos intereses que volverán a ser determinantes en la elección del nuevo auditor, como lo han sido en el caso de otras instituciones “ciudadanas” como el Instituto de Transparencia -ejemplo de la torpeza para realizar un proceso limpio y transparente-, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Instituto Electoral, el Consejo de la Judicatura y otros más.
Y en este juego, sin duda, uno de los principales actores será el sector privado, encabezados por la Coparmex, que ha registrado un activismo político como nunca se había visto tanto a nivel nacional y estatal, aunque quizás algo similar sucedió allá por los años 80’s cuando la historia terminó con la postulación del ex dirigente del sindicato patronal, Manuel J. Clouthier, como candidato presidencial del PAN. (Ya hablaremos también más adelante de este activismo empresarial).
Hoy el factor Godoy Pelayo es historia. Y no creo equivocarme si a la elección de su relevo la califico como “la guerra que viene”, porque por supuesto los diputados y las diversas fuerzas políticas no se limitarán a seguir “a pie juntillas” lo que establece la ley al respecto sino que se entrará a una lucha cuyo final es difícil de predecir.
Les reitero que sobre este tema aún hay mucho por escribir. Ya lo haremos más adelante.