Fotos: Javier Hoyos
A pesar de la importancia que tiene la Universidad de Guadalajara en la vida educativa, cultural y política de Jalisco, la discusión en torno a quién puede convertirse en su nuevo rector se ha mantenido en un bajo perfil, todos los medios lo cubren, la sociedad sabe que se decidirá este miércoles, pero en realidad nadie tiene altas expectativas sobre el resultado.
¿Por qué?
Esencialmente porque la sociedad, los periodistas, los políticos y, principalmente, la comunidad educativa, tienen claro que el cargo de rector de la Universidad de Guadalajara es un mero trámite debido a que no hay diferencias en las propuestas y acciones de trabajo, porque todos los mecanismos que se definan para la manera en que trabajará la universidad no corresponderán al nuevo rector ni al Consejo General Universitario, sino a las líneas que dicte Raúl Padilla López, el líder de los universitarios.
Es cierto que la formalidad la darán los integrantes que voten esta semana, pero también es cierto que los mismos actores saben que la decisión no es de ellos, sino que dependen de las directrices que marca Padilla López, quien mantiene control sobre todas las decisiones importantes dentro de la universidad.
No sólo eso, sino aquellos espacios que la misma UdeG pelea en otros órganos de gobierno, como el Poder Judicial, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, el Tribunal Electoral del Estado, el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Jalisco, los consejeros ciudadanos de la Comisión Estatal de Derechos Humanos o las candidaturas a diversos cargos de elección dentro del PRI y del PRD, deben ser avalados por Raúl Padilla López.
De esta forma, toda decisión importante debe ser avalada por un único personaje, es cierto que quizá aún haya incertidumbre en torno a quién ocupará la rectoría, pero no porque corresponda a la sana incertidumbre de los procesos democráticos, sino porque todo se define con un único voto.
Es posible que el día en que se vote lleguen los cuatro candidatos o que en los próximos días algunos declinen, pero el resultado será el mismo, pues no importan las virtudes que tienen cada uno de los aspirantes, sino la decisión del líder del grupo.
Héctor Raúl Pérez, Pablo Arredondo, Ruth Padilla y Tonatiuh Padilla son académicos reconocidos en la universidad y en el estado, algunos con experiencias más allá de las aulas que los hacen buenos candidatos en diferentes áreas, con distintas habilidades con las que podrían ayudar a la universidad y a su comunidad, pero esas características no serán las que definan el voto de los consejeros.
Incluso las decisiones en puestos clave que se han ido acomodando a lo largo de los últimos meses, así como los cargos que se definirán una vez que el nuevo rector ocupe su cargo, en realidad estarán más encaminados a que se hagan respetar las decisiones de Padilla López, que permitir que el nuevo rector pueda operar y tomar decisiones administrativas, académicas o políticas.
En cualquier universidad la decisión de quién será el rector debe ser trascendente y definitoria para sus políticas de trabajo, pero en Jalisco es un mero trámite para asegurar que Raúl Padilla pueda seguir tomando decisiones, que al margen de si han sido buenas o malas para la UdeG o Jalisco, lo cierto es que a los universitarios les hace falta poder ejercer ese derecho a decidir libremente, pues están cómodos dejando esta decisión en manos de su líder.
Todos los candidatos tienen virtudes, pero en la Universidad de Guadalajara en realidad no importa quién ocupe ese cargo, es sólo un trámite.