Veintisiete días después de que falleciera uno de los referentes del PAN en Jalisco, Gabriel Jiménez Remus, nos despertamos hoy con la noticia de la muerte de quien fue uno de los destacados políticos del PRI jalisciense y se caracterizó por su mano firme en la toma de decisiones: José Luis Leal Sanabria.
Diputado local y coordinador de la bancada priista en la Legislatura 49 durante el gobierno de Flavio Romero de Velasco, Leal Sanabria fue en varias ocasiones prospecto a la gubernatura y lo más cerca que estuvo de ella fue cuando acompañó a Carlos Rivera Aceves como secretario general de Gobierno en los años convulsos de la década de los 90’s, luego de la tragedia de las explosiones del 22 de abril y durante cuyo mandato enfrentaron delicados casos como el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y la rebelión de los manifestantes de “El Barzón” que se apostaron con tractores y reses en plena Plaza de Armas.
Fue precisamente el dirigente de este movimiento agrario, Maximiano Barbosa Llamas -entre muchos otros más-, quien conoció de la firmeza de José Luis Leal Sanabria al obligarlo a desalojar la plaza tras haber atendido sus demandas que estaban en las manos del gobierno estatal resolver.
El primer cargo público que ocupó fue el de administrador del Instituto Nacional de la Vivienda en Guadalajara en 1965 y el último fue el de titular del Colegio de Jalisco, cargo que apenas entregó el año pasado.
José Luis Leal Sanabria fue de aquella generación de políticos que se formaron en tiempos cuando la palabra tenía valor, cuando los acuerdos se respetaban, cuando se hacía política de compromiso real y no, como ahora, política convenenciera en la que lo que importa es la imagen mediática; cuando el compromiso de los políticos era con sus principios y no sólo con sus intereses y ambiciones de poder.
Sin duda que siempre guardaré con aprecio aquella frase con la que durante muchos años recibí el saludo José Luis Leal Sanabria: “Te veo, te leo y te escucho”.
Descanse en paz.