Han transcurrido cuatro días de que el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz presentó su listado de propuestas para hacer frente al gasolinazo -algunas discutibles-, y en este tema el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, se ha quedado rezagado y no se ha repuesto del “golpe” político que le significaron las cinco acciones aristotelistas que fueron bien recibidas por los diversos sectores de la entidad y la población, y que han servido de referencia a nivel nacional, aún y cuando su primera reacción fue decir: “me da orgullo reconocer al gobernador…”.
Es más, los primero en avalar las propuestas del gobernador fueron las cúpulas empresariales que no han ocultado en ocasiones diversas sus simpatías por el alfarismo.
En esta lucha política que Alfaro Ramírez sostiene con el gobernador Sandoval Díaz, pretendió dar el primer “golpe” al aparecer la semana pasada ante los medios de comunicación, acompañado de los alcaldes de Zapopan, Tlaquepaque, Zapotlanejo y Juanacatlán, y exigirle al Ejecutivo estatal no sólo que no se incrementara el costo del pasaje del transporte público sino que le otorgara un subsidio de 3 mil 200 millones de pesos a los camioneros para que pudieran obtener recursos como si la tarifa fuera de nueve pesos.
Esta última propuesta le fue criticada por diversos sectores, analistas y expertos en el tema económico al recordarle lo dañino que han sido los subsidios. Pero no sólo eso, sino que días después le fue enmendada la plana por su propio compañero de partido, el coordinador de los diputados alfaristas en el Congreso, Ismael del Toro Castro, quien declaró a los medios que no se requería esa cantidad sino únicamente mil 200 millones de pesos porque no todos los transportistas requerían del subsidio.
Y si eso fuera poco, su homólogo en Tlajomulco, Alberto Uribe Camacho, se pronunció abiertamente en contra de los subsidios, propuesta presentada también a su nombre por Alfaro Ramírez en aquella rueda de prensa.
Posteriormente, el domingo pasado, llegó la respuesta del gobernador al anunciar que no habrá aumento al pasaje del transporte público ni mucho menos subsidio, lo que fue considerada como una derrota para Enrique Alfaro quien desesperadamente pretendió “colgarse” el logro al escribir en sus cuentas en redes sociales que Aristóteles Sandoval les hizo caso al no autorizar el alza al pasaje, y buscó zafarse del craso error de proponer el subsidio al transporte, al decir que únicamente había sido “una idea” de él y de sus compañeros alcaldes.
Además del tema anterior, otra de las propuestas que mayor eco tuvo en los medios de comunicación y en diversos sectores sociales fue la de eliminar el financiamiento público a los partidos políticos en años no electorales, medida que le fue aplaudida al Mandatario estatal por propios y extraños.
De inmediato los alfaristas recibieron la orden de emprender una campaña en redes sociales que bien podría denominar del “síndrome de Topo Gigio”, por aquella frase popular del muñeco ratón de: “Lo dije yo primero…”, pues cual avalancha replicaron que esa propuesta de retirar el financiamiento ya la habían presentado los alfaristas en diversos años atrás y hasta presentado una iniciativa el año pasado en San Lázaro. Todo esto lo “machacaron” hasta la saciedad.
Pero para tratar de darle algo de “oxígeno” a la alicaída imagen de su jefe, recordaron hasta su propuesta que hizo como diputado del PRD -por supuesto no mencionaron el nombre del partido-, en 2008, en el Congreso del Estado. Pero ni así.
El ánimo de Alfaro Ramírez en estos días tampoco ha sido de lo mejor, pues a la insistencia de los reporteros sobre si los ayuntamientos que gobierna Movimiento Ciudadano aportarían el 50% del IEPS como lo propuso Sandoval Díaz, el alcalde naranja la calificó de “bravuconada” y que de ella no hablaría, al tiempo de considerar que era “absurdo” pedir que los ayuntamientos hicieran alguna aportación.
Otro ejemplo de que la serenidad no está en el edil emecista fue el regaño que propinó a los reporteros que cubren sus actividades por peretender que les respondiera de diversos temas que él considero no deberían de preguntarle; les recriminó que acudieran hasta cierto lugares para que hablara de lo que cada quién quería; y les exigió que cubrieran sus actividades. Obviamente eso le valió una serie de críticas tanto en columnas como en cartones periodísticos.
Así, pues, hasta el momento el balance político de esta lucha Aristóteles-Alfaro ha sido favorable para el primero quien se ha llevado las palmas, pues, además, mientras anunció también que no entrará en vigor el nuevo programa de verificación que tenía un propósito recaudatorio en detrimento de la economía ciudadana y amplió el plazo para el pago del refrendo con el 10% de descuento hasta el mes de abril, el gobierno alfarista en Guadalajara no ha emprendido acción alguna en beneficio del bolsillo de los tapatíos para hacer frente al gasolinazo.
¿Cuál será el resultado final de esta lucha política entre Aristóteles y Alfaro en el marco del gasolinazo? Ya lo veremos en las próximas semanas y entonces volveremos a hablar de ello. Al tiempo.