(Columna Entre Semana publicada hoy en El Diario NTR Guadalajara)
Todo parece indicar que la visita que realizaron el martes pasado los secretarios de Organización y de Elecciones del CEN del PRI, Rubén Moreira y Felipe Enriquez, respectivamente, así como el coordinador de la campaña de José Antonio Meade en la primera circunscripción, Manlio Fabio Beltrones, comienza ya a tener sus primeras consecuencias.
Trascendió que anteayer domingo el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval sostuvo una reunión privada con la dirigencia estatal del PRI, que encabeza Ramiro Hernández García, y con candidatos de la zona metropolitana a fin de analizar y evaluar el comportamiento de las campañas y, al parecer, está decidido a intervenir como primer priista de Jalisco.
A la par de este encuentro y luego de la visita de Moreira, Enriquez y Beltrones, también el candidato a la gubernatura Miguel Castro Reynoso metió “reversa” y ya incluyó en su propaganda el logotipo del PRI que desde el inicio de la campaña se había negado a hacerlo “por estrategia” –justificó-, y modificó el color de la misma para regresar al tradicional tono rojo.
No podemos descartar tampoco que la decisión de Aristóteles Sandoval de involucrarse como militante en las campañas de su partido tenga que ver con que Castro Reynoso haya aparecido por vez primera en la tercera posición en las preferencias ciudadanas, lo que sin duda fue motivo también de preocupación y de que se encendieran los “focos rojos” al interior del PRI, porque habría sido ya rebasado por el lópezobradorista Carlos Lomelí Bolaños, candidato al que se le había minimizado o menospreciado como adversario.
A eso hay que sumarle el rezago de sus candidatos al Senado, Rocío Corona Nakamura y Hugo Contreras, que no se ve cómo logren alcanzar a quienes se han perfilado como favoritos, los pemecistas Clemente Castañeda y Verónica Delgadillo, al igual que los candidatos sin partido Pedro Kumamoto Aguilar y Juana Delgado, así como “las de Caín” que enfrentan sus candidatos a las alcaldías y diputaciones –federales y locales- ante la falta de recursos económicos para hacer campaña.
En este marco hay que ver el análisis y el balance que el PRI y el equipo de campaña de Miguel Castro realizaron del primer debate en el que el abanderado priista también fue relegado ante el enfrentamiento que se dio entre Alfaro y Lomelí y en el que las propuestas prácticamente pasaron al segundo plano ante los “dimes y diretes” en el que se enfrascaron éstos últimos.
Incluso, algunos analistas consideraron que en el renglón de las críticas y de los “golpes” verbales y naturales que deben de lanzarse los adversarios, Castro Reynoso perdió el tiempo al dirigirse a Carlos Lomelí y no lanzarse de lleno contra el puntero, pues parecía que era un reconocimiento tácito de que el morenista ya lo había rebasado o le estaba “pisando los talones”.
Con todo este escenario electoral que enfrenta el PRI en Jalisco, sin duda alguna se explica la presencia de los dirigentes priistas y de la decisión del Mandatario estatal de ya no mantenerse alejado de la mesa de estrategia a seguir en lo que resta de la campaña, buscando quizás recuperar algo del tiempo y del terreno perdido, recurriendo a aquel dicho que dice: “de lo perdido, lo que se encuentre”.
Habrá que ver si el relanzamiento de campaña del candidato presidencial José Antonio Meade alcanza a Jalisco y si los priistas jaliscienses hacen su parte para que las ventajas de ello les alcance también, porque de que el panorama para ellos se vislumbra no sólo nubloso sino simplemente oscuro, no hay ninguna duda.
Restan 46 días para la jornada electoral, y de no remontar la amplia desventaja que hoy tienen –tarea títánica, sin duda-, los priistas se lamentarán de haberle apostado a administrar la derrota antes que ambicionar la victoria. Al tiempo.