Aunque el Comité Ejecutivo Nacional del PAN no ha oficializado el método que utilizará para la elección del candidato a gobernador y pese a que se asegura que la decisión ya tomada es la del proceso abierto a la sociedad, las posiciones de los aspirantes a este espacio comienzan a ser más claras.
Aunque hay quienes insisten en integrarlo a la lista de aspirantes a la gubernatura, el diputado Abraham González Uyeda deja correr esa creencia, pero prácticamente se ha concentrado en colocarse como candidato a legislador federal, por lo que ya desde hace tiempo dejó de preocuparse por la gubernatura. Sabe que hay tiempo.
Los que podríamos dejar en la lista de aspirantes a la candidatura al gobierno del estado son, en estricto orden alfabético: Hernán Cortés Berumen, Fernando Guzmán Pérez Peláez, Alfonso Petersen Farah y Alonso Ulloa Vélez.
Nadie duda, por el trabajo que viene desarrollando y porque no ha bajado la guardia, que quien buscará llegar hasta el final será el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán,  que está decidido a no “bajarse” de la contienda. De hecho, de manera “silenciosa” su equipo se encargó de hacer llegar su inconformidad a la dirigencia nacional por su decisión de hacer de las designaciones lo ordinario y no lo extraordinario.
Hernán Cortés Berumen parece ser el más perjudicado por la decisión de designar a los candidatos, pues trabajó y desarrolló una estructura para contender en un proceso cerrado con militantes, aunque no ceja en su propósito de lograr que se aplique éste método. Pero al parecer no tendrá éxito.
Por ello que no se descarta termine negociando una o varias posiciones y en las que él podría ser considerado, inclusive, hasta para una candidatura al Senado. Al menos hay quienes entienden así el bajo perfil al que recurrió tras conocerse el método de las designaciones.
Si bien Alfonso Petersen es el más popular de los aspirantes, de acuerdo al resultado de las encuestas, también es, quizás, el que reune varios factores en contra: 1). No ser militante panista; 2). No tener estructura de apoyo; 3). Ser de los aspirantes el que, paradójicamente a su popularidad, más negativos tiene; 4). Carecer de quién lo impulse con toda la fuerza en función de lo que está en juego; 5). Estar ajeno a la vitrina como un serio aspirante y apostarle, más bien, a que un “dedazo” lo beneficiara.
Por eso, si la popularidad no le es suficiente para ser el candidato a la gubernatura, quizás lo veamos contendiendo para una diputación en un distrito local de Guadalajara.
Hay quienes dicen que cuando supo que los candidatos serían designados, Alonso Ulloa Vélez regresó a la palestra de la que ya se había bajado al advertir que ese era el terreno -el del “dedazo”-, en el que mejor sabía moverse, pues nunca ha sido candidato de mayoría sino plurinominal.
Sin embargo, advierten que él podría ser de los que también llegaría hasta la final sólo para validar al otro contendiente, pues sus posibilidades no son las de alzarse con la victoria como el abanderado panista a la gubernatura.
Así, pues, de confirmarse que el proceso de seleccción de candidato a la gubernatura será abierto a la ciudadanía, solo dos llegarán hasta el final. Si acaso, tres, pero nada más.